POR MANUEL LOPEZ FERNANDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
La Escuela ·El Carrascal”, regida por SAFA. Se crearon el 14 de agosto de 1963 ( BOE de 23 de 9) iniciándola D. Marcelo Moreno al que siguió en su labor D. José Campos Sánchez. Esteban López Yeste nos narra algunas de sus vivencias al ser destinado durante algún tiempo los cursos 68-69 y 69-70
“ Fui nombrado para la escuela rural de El Carrascal, cercana a Sorihuela pero del término municipal de Castellar.
La escuela estaba enclavada dentro de una finca particular (creo que de la familia Benavides) en las viviendas destinadas a los trabajadores. Era una habitación de reducidas dimensiones que albergaba unos 12 alumnos con edades comprendidas entres 5 y 13 años. Una auténtica escuela unitaria en medio del campo, donde tienes que programar la tarea para que ningún grupo de alumnos quede sin trabajo. Los agrupaba por su nivel de conocimientos en técnicas de base. Había tres grupos, más párvulos. Si un alumno tenía un progreso evidente a lo largo del curso promocionaba al siguiente grupo, incluso dentro del mismo curso escolar.
Era una enseñanza personalizada, aprovechando los recursos de la naturaleza, ya que carecíamos de todo tipo de material didáctico, deportivo, aseos, agua… aunque sí disponíamos de una pequeña estufa de leña para el invierno.
Los niños pertenecían a familias trabajadoras que habitaban de caseros en los distintos cortijos del entorno y allí permanecían durante todo el año. Familias con gran interés en la formación de sus hijos, demostrándolo diariamente, enviándoles a la escuela limpios y aseados y dispuestos a recorrer a pie una distancia entre dos y cuatro kilómetros, así hasta cuatro veces al día. Envié a la Inspección un informe, solicitando que la jornada fuera solamente de mañana, pero amablemente me invitaron a cumplir con el horario y calendario previsto.
En una moto Derby, comprada con urgencia, me trasladaba diariamente, recorriendo unos 16 kilómetros. Permanecía en la escuela, tras la jornada de mañana, y allí comía lo que me habían preparado en mi casa. Muchos días de invierno el frío era tan insoportable, que me forraba el cuerpo con hojas de periódicos. Los médicos me diagnosticaron reumatismo evolutivo, ante un bloqueo absoluto de las articulaciones, que me impedía, incluso vestirme.
Al curso siguiente los padres de una alumna me brindaron su casa para todo el curso. La finca pertenecía a D. Dionisio Bueno y los “ ángeles” caseros eran Benito e Isabel, personas, maravillosas, cordiales y entrañables. Mi vida transcurría de la escuela al cortijo, monótona, con hora libres para rellenar. Durante la campaña de aceituna, me dediqué a dar clase a los chavales de los aceituneros, familias que procedían de Algodonales (Cádiz). Otra hora preparé a algunos adolescentes, trabajadores del campo, para conseguir el certificado de estudios primarios.
Antes de la cena quedaba un rato para visitar la taberna de Miguel a ligar y disfrutar de un rato de charla con todos los vecinos. En resumen el trabajo de la unitaria te enriquece, te hace ser polivalente, idear recurso, agudizar la imaginación.
Hoy con el transporte escolar quedan pocas unitarias, para todos los que trabajan mi felicitación por su labor (Esteban López). Esteban, compañero de equipo de fútbol, amigo y maestro, nos dejó para enseñar en el firmamento. En 1972 estaba destinado a esta escuela el maestro de Granada José Casares Vilches. Ante la supresión de esta unidad realiza numerosos escritos razonando los graves inconvenientes para los alumnos y su familia.
Indica como el propietario del local era D. José Ramón Blanco. Describe la escuela como un local de planta baja con dos saloncitos de ocho por cuatro metros cercana a la Fuente de la Torre. Asisten unos 20 alumnos que han solicitado ingresar en la Escuela Hogar de Villanueva. A pesar de su gran interés en que no se suprimiera esta escuela unitaria, las autoridades decidieron clausurarla.
FUENTE: M.L.F.