POR ALBERTO GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE BADAJOZ
La historia de Badajoz está repleta de jefes militares que realizaron memorables hazañas en defensa de la ciudad. Conde de Montijo. Duque de San Germán. Marqués de Bay, vencedor de la batalla de La Gudiña que decidió la Guerra de Sucesión. Walter Logan y su tercio de Irlandeses. Alonso de Escobar. José de Gabriel, el héroe de Gévora, y muchos más, unen su nombre a nuestra ciudad. Hasta el Duque de Alba estuvo aquí con los Tercios de Flandes, cuando la jornada portuguesa de 1580.
Y como más destacado y conocido, el General Menacho. El que en la Guerra de la Independencia defendió la plaza frente al ataque francés y murió en sus murallas el 4 de Marzo de 1811 gritando: ¡Viva la Patria! La exclamación con que había enardecido a sus defensores y a la población para mantener la resistencia.
Sabedor de la dificultad del empeño, pocos días antes de morir, tras haber rechazado varias conminaciones de rendición, dirigió a su mujer y sus hijos, que esperaban en Elvas el desenlace del cerco a Badajoz, una carta, reflejo de su temple y de su sentido del deber y del honor, en la que entre otras cosas les decía: «¿Capitular? ¡Jamás! ¡Días de gloria! Seré ejemplo al mundo de lo que puede un caudillo amado y obedecido. Ved esos fosos convertidos en sepulcro del enemigo. De los defensores de estos muros faltan ya los mejores, pero los que quedamos debemos dejar menos enemigos a los que han de vengarnos. Es lo que de nosotros se espera y lo que haremos por nuestra Religión y nuestra Patria ¡ Esos son mis votos. Cualquiera que sea mi suerte, vencedor o muerto, la vuestra será siempre envidiable, porque señalándoos dirán todos: ¡Esa es la mujer y esos son los hijos del general Menacho¡».
Pocos días más tarde, moría, en efecto.
Declarado Benemérito de la Patria en Grado Heroico por las Cortes de España, Badajoz le ha dedicado numerosos hitos recordatorios que culminaron en la Memoria erigida en 1893 sobre el baluarte de Santiago, y el mausoleo de 1911 en el claustro de la catedral para depositar definitivamente sus restos, hasta entonces olvidados en una sepultura ignota para preservarlos de ser profanados por los franceses.
En el retrato que Cádiz, su ciudad natal, le dedicó, figura el lema al que fue fiel hasta el final: «Dulce et decorum est pro Patria mori. Grato y honroso es morir por la Patria».
Badajoz sigue recordando su memoria y exaltando su figura con diversos actos, como el homenaje que cada 4 de marzo o fecha próxima se le tributa ante su tumba.
Sobre ellos, un museo promovido por el Ejército, y el nuevo gran monumento que le erige la ciudad, obra del escultor Salvador Amaya sobre diseño del artista Augusto Ferrer-Dalmau, serán inaugurados también en breve para afianzar su presencia y recuerdo en Badajoz. En el museo se conocerá su trayectoria.
Ante el monumento la gente se detendrá, señalará su figura y exclamará con admiración: ¡Ese es el General Menacho! ¡Murió defendiendo a Badajoz!
Fuente: https://www.hoy.es/