POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
El 22 de junio de 1975 juré bandera en el CIR núm. 4 de Obejo (Córdoba), pasando después al Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla 16. Hace un año, el domingo 5 de mayo de 2019, en la Plaza de España de Fuente del Maestre, volví a Jurar Bandera sin que nadie me haya obligado ahora, en un acto libre y porque así lo he querido de acuerdo con mis convicciones. Lo hice sobre la bandera del Regimiento de Infantería Saboya núm. 6, Regimiento fundado en 1537, asentado en la Base General de Menacho de Botoa, integrante de la Brigada Extremadura XI, de la División San Marcial. Presidió el acto el coronel jefe del Regimiento Saboya, don Rafael Dengra Tello, que intervino en el uso de la palabra junto con el alcalde de Fuente del Maestre, don Juan Antonio Barrios García.
Cerca de doscientas personas civiles participamos en un acto de expresión cívica, de lealtad a España y hacia los españoles. De un compromiso hacia la defensa de los intereses colectivos para con el bien común. Es una promesa que como ciudadanos libremente se hace, en un acto solemne, cuyo objetivo es mostrar la fidelidad y lealtad a la Nación española a través de su mayor símbolo: la Bandera. Es expresión de respeto y aceptación de la herencia recibida. Manifiesta el reconocimiento a los que nos precedieron en la construcción de nuestra nación.
Durante el desfile militar, aquel domingo, el público aplaudió y dio vivas al Ejército, reconociendo así el papel que las Fuerzas Armadas realizan en misiones de paz y en la ayuda humanitaria que prestan, anteponiendo siempre el bien común al propio, desde el sentido de un compromiso desinteresado en beneficio de los demás. Entonces como hoy, en días de coronavirus, escribo y digo: España tiene un EJÉRCITO EJEMPLAR. Sí, con mayúsculas.