POR ANTONIO LINAGE, CRONISTA OFICIAL DE SEPÚLVEDA (SEGOVIA)
Otra vez queridos amigos os condeno a mis rollos. Aunque pronto nos veremos..o sea que tampoco descansareis de mí.
Veamos. Sobre todo la primera parte para Juan Emilio. Un recuerdo de viejos colegas. Hacia 1650 la torre de San Bartolomé se rehizo. El archivo está lleno de facturas, arena, agua, cal, clavos, maderos. Y de repente aparece una partida sorprendente, puesta por caridad, al margen de todo el presupuesto y su desarrollo. 48 reales para ayudar a curarse a los canteros que se habían caído de la torre. O sea que por lo menos fueron dos. No se murió ninguno, es más da la sensación de que más bien leve. ¿Qué caída sería? Desde luego que no de la torre al suelo. Pero…los archivos nos sacian la curiosidad, pero también nos la despiertan para dejarnos in albis.
Y el ayuntamiento que no ganó el jubileo: 1800 fue año santo, en el que se ganaba indulgencia plenaria peregrinando a Roma. Pero había muerto el Papa y la situación de Europa, a vueltas con Napoleón, no permitía a los cardenales reunirse para elegirlo Por eso el siguiente año santo, 1825, el Papa León XII se ablandó y permitió que el jubileo se ganara fuera de Roma. El Obispo de Segovia exigió. para ello que se visitaran cuatro iglesias siete días seguidas. En Sepúlveda todas menos El Salvador, delas cinco que quedaban.
El Cabildo Eclesiástico lo publicó en las parroquias, invitó a las cofradías, los sacristanes saldrían con sus cruces. Invitó también al ayuntamiento. El alcalde mayor (=Gobernador), Nicanor Díaz de Lavandera, era de Aguilar de Campóo. Absolutista fanatico, presumía de una condecoración, las Lises de la Fidelidad,, prestigiosa para los paniaguados de Fernando VII.
Cuando faltaban tres días para la primera procesión, pidió al Cabildo que lo aplazara cuatro por tener que salir fuera a asuntos de su oficio. Los curas replicaron que estando ya todo dispuesto, por una persona sola, aunque fuese condecorada, no se podía cambiar.
Y el jubileo salió muy bien. Procesión de la Virgen a Santiago pasando por San Justo. Canto de las letanías de los santos. Le habría gustado a Pedro.
Pero el ayuntamiento se quedó sin la indulgencia. Ningún concejal asistió.