POR JOAQUIN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
En el año 1931, mediante votación legal y democrática de todos los españoles, ganaron en las urnas de las elecciones municipales los partidos que apostaban por la República.
Como consecuencia, tras la Dictadura de Miguel Primo de Ribera se instauró en España la Segunda República; situación delicada para la Monarquía del Rey Alfonso XIII, quién se vio obligado a exiliarse y pedir asilo político en Italia (Roma).
Sin embargo, los partidos que no obtuvieron el beneplácito de las urnas, no dejaron de socavar la labor de los políticos del momento, esperar hasta la nueva legislatura y opositar fuerte hasta encontrar el momento oportuno de hacerse con las riendas del poder. Eso sí, de forma democrática; en las urnas.
Por tal motivo, en toda la geografía española existía una desazón que no hacía presagiar nada agradable. En todos los pueblos de la comarca del Valle de Ricote, por ejemplo, todos sospechaban de los demás y se plantearon serias incompatibilidades.
Conocedor de la situación el Alcalde de Ulea Francisco Abellán Ruiz, convoca una sesión plenaria, el día 11 de octubre de 1934, para hacer saber a los miembros de la Corporación Municipal que el Gobernador Civil de la Provincia de Murcia le ha comunicado que existe una revuelta de la sociedad, en toda España, que adquiere la categoría de «Guerra en el Estado Español».
Ante tan incierta situación, el Gobernador Civil de la Provincia, ordena que se facilite, todos los auxilios de locomoción que reclame la Guardia Civil durante el tiempo que dure la revuelta bélica; acordando que dichos gastos se carguen con arreglo al artículo 10, capítulo 1º del presupuesto de gastos del Ayuntamiento.
En dicho Pleno, por unanimidad, se acuerda facilitar al Gobierno de la República, en la persona del Alcalde Presidente .Francisco Abellán Ruiz, por su admirable disposición para sofocar tal rebelión; haciendo exclusiva dicha felicitación al Ejército de Tierra, Marina, Guardia Civil, Carabineros, Guardias de Asalto y Policía, por su valor y heroísmo desplegado en todo momento.