POR ÁNGEL DEL RIO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE
De tiempo le viene a Madrid su condición de ser la capital europea de las manifestaciones, pero desde hace unos meses, se han batido todos los récords históricos conocidos.
La calle es para muchos la urna de asfalto donde conseguir la victoria electoral que no consiguieron en las urnas de metacrilato; el territorio donde se deslegitima el poder legítimo.
Hay una especie de comandos liberados por alguien, o por ellos mismos, para estar presentes en cada movida y calentar el fuego de la protesta, hasta que se vuelve incendiaria.
Los mismos perros con distintos collares, en la marcha de los indignados, en la universidad, en las protestas contra los recortes, la monarquía, la fiesta de los toros y el calentamiento global; también algunos de éstos tienen tiempo para plantarse a la puerta del Tribunal Supremo, y tratar de intimidar con su presencia a los magistrados que están deliberando en esos momentos sobre el ERE de Telemadrid.
Parece que hay marcada una hoja de ruta de la contestación, la protesta, la reivindicación callejera, con el objetivo puesto en las elecciones europeas del próximo mes de mayo, esa a las que no se quiere dar importancia, pero que desde la izquierda se pretende convertir en una especie de plebiscito sobre la situación política del país.
La hoja de ruta se intensificará tras el paréntesis veraniego, para recrudecerse cuando comience 2015, año de elecciones municipales y autonómicas, preámbulo de las generales del año siguiente, donde se va a librar la madre de todas las batallas. Así las cosas, Madrid va a sufrir en los próximos meses la mayor oleada de protesta callejera de su historia. Nos encontramos ya en estado de inquietud, de intranquilidad.
Fuente: http://gentedigital.es/