DE CLAVILLAS A CECEDA, PASANDO POR QUIRÓS, POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)
Hemos dejado atrás la primera quincena de agosto, con mejor tiempo, en general, que el lluvioso e irregular que nos brindó el pasado mes de julio, que impidió que pudiera cumplirse lo que está en el espíritu de aquel refrán que dice que “De Virgen a Virgen (del 16 de julio, Virgen del Carmen, a la Asunción de Nuestra Señora, 15 de agosto) el calor aprieta firme”. Pero, aunque sea con mejores condiciones climatológicas, lo cierto es que no queda otro remedio que seguir anotando, y lamentando, nuevas defunciones. Todas ellas de mujeres, en este caso, teniendo lugar la primera el domingo 5, cuando nos dejaba, en su domicilio de Priandi, Leonides Montes Torga. Contaba 91 años, y era viuda de Armando Collada Ordoñez, con el que tuvo los siguientes hijos; María Jesús, Mandi, Julio, Raquel y Javier (+).
Y el lunes 13 lo hacía, en Oviedo, a los 81 años, María Ángela Fernández Rodríguez. Viuda de Miguel Moro Alejo, con el que tuvo tres hijos; María, Florentino y Belén, María Ángela era natural de Vegadali (Nava), e hija única de Nides, nacida en Melendreros(Santu Medero-Bimenes) y de Pedro, de La Cogolla (Nava), que pertenecía a la familia conocida a nivel local como los Maseros.Por otra parte, su marido, Miguel, que había nacido en Villalón de Campos (Valladolid) y llegado a Asturias cuando niño, fue minero en Mosquitera, perteneció también a la plantilla del cine Marisina, y se ocupó de atender una huerta situada entre las casas de Toña y Toño el de Suceso y de Aurora y Audaz, en La Turrá, más o menos frente a la casa en la que vivió la familia de Vicente de Rebustiano, hoy desaparecida.
Por último, el martes 14 finaba en Oviedo, a los 83 años, María Teresa Ramos Urdangaray. Natural de Sama de Langreo, María Teresa estaba casada con José Acebo Mijares, con el que tuvo dos hijos, Gustavo y José. Podemos decir que su marido, ahora viudo, José Acebo, es, a su vez, hijo de Gustavo Acebo Pelayo, de Nava, y de Trinidad Mijares Díaz, de La Cavá, Verdera, parroquia de Cuenya. Y añadir que el citado Gustavo Acebo Pelayo, que era hijo de una familia que había estado en Cuba (José Acebo Redondo y Sra.), cursó las carreras de Veterinaria y Farmacia, que finalizó cuando contaba 22 años, con título expedido por la Universidad Central de Madrid fechado en 1905, según me informa la familia. Gustavo fue, también, el titular de la primera farmacia que se instaló en la villa naveta, ubicada en la calle de Luis Armiñan, número 2, como los mayores recordarán. A su fallecimiento, se encargó de la misma su viuda, Trinidad,pasando, después, allá por los años 70 del pasado siglo, a estar al frente del establecimiento María Adela Cuesta Miguélez. Hoy, la titular es Marta Mercedes Bárcena Bermúdez, y la farmacia está ubicada en el número 12 de la misma calle, Luis Armiñan, en Nava.
Pero también han ocurrido otras cosas. Por ejemplo, la Agrupación Coral local ha cerrado el sábado 4, cantando una boda en el templo parroquial, una temporada que había iniciado el martes 22.08.2017, mientras que el Club Europa, por su parte, comenzaba en estos días sus entrenamientos. También se celebraron, con buen tiempo, las fiestas de El Remediu, y se han dado por terminadas las obras de acondicionamiento del vial de acceso a Les Praeres (estando anunciados actos y pruebas para celebrarlo), de cara al acontecimiento ciclista que tendrá lugar el próximo 8 septiembre. Por otra parte, he tenido la fortuna de poder volver a dar un abrazo a mi estimada pariente Elena Cueto Casquero, que ha llegado, desde Oporto, a pasar unos días en su casa de Ceceda.
Y precisamente de aquella parroquia de San Miguel (en cuyo templo me complace recordar que fui bautizado, recibí la primera comunión, y la confirmación, y contraje, también, matrimonio), he recibido, con pesar, la noticia de la despedida del hasta ahora párroco, el somedano(Clavillas 26.05.1931) y estimado amigo D. Diego Riesco Riesco, poniendo así fin a una etapa de cuatro décadas al frente de la citada parroquia naveta, que ahora queda en delicada situación. Con independencia de ello, me parece de justicia destacar que D. Diego, a lo largo de esos años, ha sabido dejar en todos los que lo conocimos y tratamos una huella imborrable de persona honesta, austera, sabia y prudente. También me informan que ha pasado a residir en la Casa Sacerdotal, ubicada en la calle San José, de Oviedo. Y he de confesar, por lo que me atañe, que echaré mucho de menos su trato cordial, entrañable y cercano, así como como su clara inteligencia, sentido común y buen juicio.Otra consecuencia a tener en cuenta es que su marcha vendrá a reducirun poco más ese grupo de mayores que mantenemos la costumbre de juntarnos los sábados, por la mañana, al que denomino, con respeto y admiración, el Senado.
Termino comentando que, para la segunda y última quincena del mes se anuncian novedades, como actos culturales, festejos (San Bartolo) y deportes variados, y no vendría mal que el tiempo ayudase a que todo saliera bien. Yo, por si vale para algo, apurro esti refrán: “Dende la Virxend´agostu a San Miguel, non debiera llover”. (Muchos días me paecen, pero en fin, el refrán ye lo que diz).
Leocadio Redondo Espina