ESTAMPAS NAVETAS DESDE GRANDIELLA HASTA TAMPICO
Sep 24 2024

POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)

A veces me da por recordar los viejos campos de futbol que ya no existen, aquellos terrenos de juego que estaban dotados de solera y de encanto propios, como Pialla, de la Deportiva, El Jardín, del Siero, Formanes, del Feleches, Las Rollas, del Ribadesella, o el mismo Grandiella, del Europa de Nava.

Y al hacerlo rememoro también, de los años setenta y ochenta, por ejemplo, el tiempo previo al inicio de los partidos, esos treinta o cuarenta minutos en los que, en breve, van a salir a calentar tanto los jugadores como el trío arbitral, ese espacio de tiempo en el que los futbolistas de ambos equipos, que de paisano ya han estado pisando e inspeccionando el estado del terreno y valorando, por ejemplo, el tipo de taco en la bota más adecuado para la ocasión, se encuentran ahora dentro de las casetas respectivas, que rebosan actividad como si de colmenas se tratara, en contraste con la calma de fuera, donde solo se advierte la presencia de unos pocos aficionados a los que, como yo, les gusta llegar temprano al campo y saborear a gusto, por así decirlo, esos minutos que preceden al partido.

(La caseta, o el vestuario, ese espacio generalmente reducido donde en un cierto momento los protagonistas principales -con el visto bueno, desde luego, del míster de turno, que se reserva también su tiempo para dar las pertinentes instrucciones- son los utilleros, los cuales, después de haber procedido a colgar y colocar primorosamente en orden en perchas y bancos tanto camisetas como pantalones, medias, espinilleras y botas, etcétera, están ahora inmersos en el barullo inquieto y nervioso que origina el cambio de indumentaria de tanta gente y, entre bromas y confianza, navegando y abriéndose paso entre la tropa revuelta, se afana en atender a cada futbolista, y a facilitarle lo que necesita, como perfecto conocedor de  las manías o costumbres que cada uno tiene la hora de vestirse de corto.)

Cabe decir que el domingo de partido, por la mañana, cuando los directivos locales se afanaban en dejar el campo segado y pisado como una alfombra, y marcarlo después con las rayas blancas perfectamente alineadas, y colocar los  banderines de córner en su sitio y hacer lo mismo con las redes de ambas porterías, mientras hacían todas esas labores, digo, yo escuchaba desde casa la música que sonaba en Grandiella, como preparando el ambiente.

Después, por la tarde y ya estando en el campo, recuerdo igualmente el sonido que desde los altavoces repartidos en el alero de la tribuna inundaban el aire con los compases de canciones grabadas en una cinta, cuyo reproductor estaba situado en el local de secretaría. Y había, en aquella sucesión de piezas musicales, una que me resultaba grato escuchar, pero de la que no sabía ni el título ni el nombre del dúo femenino que la interpretaba, aunque sí recordaba el texto con el que empezaba, que decía; 

“La noche se aleja ya,/ empieza a salir el sol,/ y las gaviotas/ vienen de lejos/ cruzando mares/ buscando amor..”  

(Ocurrió luego que la cinta de cassette que contenía aquella melodía fue sustituida por otras y dejé de escucharla,  pero su eco, de modo involuntario, pasó a buscar acomodo en la viga del quesu de la memoria). 

Como recuerdo también cuando, a falta de diez minutos, más o menos,  para el comienzo del partido, podías escuchar, o  escucharme a mí mismo, diciendo algo parecido a lo que sigue:

“Señoras y señores; muy buenas tardes. Va a dar comienzo el encuentro de fútbol correspondiente al Campeonato Nacional de Liga, Grupo Segundo, de Tercera División, entre los equipos  Rayo Cantabria, de Santander (por ejemplo),  y Club Europa, de Nava. A las órdenes del colegiado Sr. XX, de X, que contará con el auxilio en las bandas de XX y de XX, del mismo colegio, los equipos presentarán las siguientes alineaciones: Por el Rayo Cantabria jugarán; con el 1; x, con el 2; X, con el 3; X, con el 4, y capitán; X… Para posibles sustituciones están, con el 12…. Y por el Club Europa saltarán al campo, con el número 1; X, (y así hasta completar la lista de titulares y suplentes). Recordamos que el balón con el que se va a disputar este partido ha sido donado por X, y que, al descanso, se dará a conocer el número que resulte premiado en la rifa.”

Por supuesto, seguía después la música otro poco, hasta que los futbolistas aparecían en el terreno de juego, y era entonces el momento en el que algún fotógrafo reunía a los protagonistas para hacer la foto correspondiente, justo antes de que el trencilla de turno diera el pitido inicial.

Pasaron los años, y ya creía olvidado el tono de la canción de la que hablé,  hasta que un día, revolviendo en youtube, me encontré de repente escuchando a un dúo femenino entonando aquel inicio que decía “La noche se aleja ya…”. Desperté de golpe y, con la lógica alegría por el  descubrimiento, pude por fin seguir música y letra desde el principio hasta el final, y disfrutar con ello, al tiempo que rememoraba, con su melodía, aquellos minutos previos a los partidos en el viejo Grandiella.   

Como es conocido, la canción, que interpretaban las Hermanas Huerta, se titulaba “Puerto de ilusión”. Y así fue como  pude imaginar un viaje que me  llevaba desde el viejo campo de fútbol de Nava hasta la lejana Tampìco, que es la ciudad mexicana donde nacieron las hermanas citadas. 

Y así pude saber, también, que cada vez que la escuche, volverá a brotar, asociado a la melodía, el recuerdo del tiempo, del lugar y de las circunstancias en las que la oí por vez primera, aunque hayan  pasado tantos años desde entonces. Porque no en vano la pieza termina con aquello de  “Como una perla, que el mar encierra/ así te guarda mi corazón”.

FUENTE: EL CRONISTA

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