POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)
Ocurre, en ocasiones, al echar una ojeada a las esquelas, que se encuentra uno con los datos de personas de las que, por la causa que fuere, hace años que perdió la referencia.
Siendo esto lo que a mí me sucedió el domingo 25 de marzo pasado, cuando, repasando ese listado de recuadros en negrita, encontré en él el nombre de Luis Fernando Tolivar Faes.
Y es que la primera encomienda pastoral de Don Fernando fue la de coadjutor en la parroquia de San Miguel de Ceceda, siendo párroco Don Manuel Rodríguez Calzón.
Recuerdo bien aquella época, de mis doce, trece años, en la que la distribución de los domingos consistía en ir a misa, por la mañana y acudir, por la tarde, a las clases de catecismo.
Que daban comienzo a las tres, con la enseñanza de cada grupo o sección a cargo de las catequistas (la mía era Guillermina, que ya descansa en el cielo), y seguía luego, ya todos juntos, niños y niñas, con la explicación religiosa, que Don Fernando conseguía hacer atrayente y estimulante, fomentando la participación activa con preguntas que obligaban a todos a estar bien atentos, pues siempre llevaba los temas muy preparados.
Y terminaba el catecismo sobre las cinco, con el rezo en común del Santo Rosario.
Puedo decir que tanto a la charla previa como al Rosario solían acudir feligreses, por lo que el templo solía estar muy concurrido.
Debo también contar que D. Fernando fue varias veces a mi casa de El Tropel, para hablar con mi madre y comentarle que, según su opinión, yo reunía condiciones para ir a estudiar al seminario, ofreciendo su ayuda para conseguirlo.
Lo cierto es que nunca sentí inclinación por la opción religiosa, pero, en cambio, siempre estuve agradecido a D. Fernando, por el interés y el buen trato que en todo momento me dispensó.
Hombre joven, con amplia y sólida formación en varias disciplinas, y gran afición a la ópera, D. Fernando tenía, lógicamente, un espíritu moderno e innovador, que se tradujo, para los críos y crías del Catecismo, en salidas de excursión, en autocar, como una, muy recordada, a Covadonga y los Lagos, con parada al regreso en Infiesto, donde D. Fernando, diligente, concertó con el dueño del cine piloñés la proyección, exclusiva para la muchachada de la excursión, de la pelicula “Las chicas de la Cruz Roja”.
Fue esto en otoño y, probablemente, del año 1959, porque la cinta se estrenó a finales del 58. Y hubo, por supuesto, más iniciativas de esa naturaleza.
La vida de D. Fernando pronto se alejó de Ceceda y tomó otros derroteros, con diversos destinos, que sería largo detallar, siendo el de párroco jubilado de San Cristóbal de Collado, en Siero, el que aparece en su esquela. D. Luis Fernando Tolivar Faes, que contaba 91 años, falleció el 16 de marzo en el Hospital de San Juan de Dios de Pamplona, ciudad en la que residía desde su jubilación, acaecida en 1996.
Vaya para él este cariñoso recuerdo, y el deseo de que descanse, para siempre, en la paz del Señor.
«D. Fernando», que fue publicado el día 11 de abril, en la página l3 de La Nueva España.
Ceceda. Templo parroquial.
Ocurre, en ocasiones, al echar una ojeada a las esquelas, que se encuentra uno con los datos de personas de las que, por la causa que fuere, hace años que perdió la referencia.
Siendo esto lo que a mí me sucedió el domingo 25 de marzo pasado, cuando, repasando ese listado de recuadros en negrita, encontré en él el nombre de Luis Fernando Tolivar Faes.
Y es que la primera encomienda pastoral de Don Fernando fue la de coadjutor en la parroquia de San Miguel de Ceceda, siendo párroco Don Manuel Rodríguez Calzón.
Recuerdo bien aquella época, de mis doce, trece años, en la que la distribución de los domingos consistía en ir a misa, por la mañana y acudir, por la tarde, a las clases de catecismo.
Que daban comienzo a las tres, con la enseñanza de cada grupo o sección a cargo de las catequistas (la mía era Guillermina, que ya descansa en el cielo), y seguía luego, ya todos juntos, niños y niñas, con la explicación religiosa, que Don Fernando conseguía hacer atrayente y estimulante, fomentando la participación activa con preguntas que obligaban a todos a estar bien atentos, pues siempre llevaba los temas muy preparados.
Y terminaba el catecismo sobre las cinco, con el rezo en común del Santo Rosario. Puedo decir que tanto a la charla previa como al Rosario solían acudir feligreses, por lo que el templo solía estar muy concurrido.
Debo también contar que D. Fernando fue varias veces a mi casa de El Tropel, para hablar con mi madre y comentarle que, según su opinión, yo reunía condiciones para ir a estudiar al seminario, ofreciendo su ayuda para conseguirlo. Lo cierto es que nunca sentí inclinación por la opción religiosa, pero, en cambio, siempre estuve agradecido a D. Fernando, por el interés y el buen trato que en todo momento me dispensó.
Hombre joven, con amplia y sólida formación en varias disciplinas, y gran afición a la ópera, D. Fernando tenía, lógicamente, un espíritu moderno e innovador, que se tradujo, para los críos y crías del Catecismo, en salidas de excursión, en autocar, como una, muy recordada, a Covadonga y los Lagos, con parada al regreso en Infiesto, donde D. Fernando, diligente, concertó con el dueño del cine piloñés la proyección, exclusiva para la muchachada de la excursión, de la pelicula “Las chicas de la Cruz Roja”.
Fue esto en otoño y, probablemente, del año 1959, porque la cinta se estrenó a finales del 58. Y hubo, por supuesto, más iniciativas de esa naturaleza.
La vida de D. Fernando pronto se alejó de Ceceda y tomó otros derroteros, con diversos destinos, que sería largo detallar, siendo el de párroco jubilado de San Cristóbal de Collado, en Siero, el que aparece en su esquela. D. Luis Fernando Tolivar Faes, que contaba 91 años, falleció el 16 de marzo en el Hospital de San Juan de Dios de Pamplona, ciudad en la que residía desde su jubilación, acaecida en 1996.
Vaya para él este cariñoso recuerdo, y el deseo de que descanse, para siempre, en la paz del Señor.
Éste artículo de «D. Fernando», fue publicado el día 11 de abril, en la página l3 de La ‘Nueva España’.