POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)
Dicen que “marzo trae la hoja y noviembre la despoja”, y no voy a ir yo contra eso. Sea como sea, después de difuntos, con los días cada vez más cortos, y las noches cada vez más largas, es noviembre, a mi entender, un mes de transición.
En el que siguen pasando cosas, pues el mundo sigue rodando, siendo una de ellas, bien importante, la lista de los vecinos que no han podido llegar a diciembre. Que se inicia el día 2, cuando faltó, en Oviedo, la Hermana María de los Dolores Menéndez Llerandi, de la Compañía de Santa Teresa de Jesús. Resultando que, con su fallecimiento, ya no queda con vida nadie de la descendencia directa de Aurora y de Rogelio, que, además de María Dolores, formaban Senén, Ina, María Jesús, Melquíades, Miguel Ángel y Luis Jorge.
Luego, el 12 finaba en Oviedo Aurelio Fernández Nava, a los 86 años. Aurelio, que desempeñó su actividad laboral en el ámbito de las contratas de obras, fue vecino de Villamartín de Riba (El Remediu), y era viudo de Sara García Villa, fallecida en abril del año pasado, con la que tuvo dos hijas, María del Mar y Cecilia. Después, el 19 nos dejaba a los 91 años, María Pradelina González.
Vecina de La Quintana (La Vega de Ceceda), Pradelina era viuda de Luis Palacio Rubio (ferroviario), con el que tuvo cuatro hijos; Fernando (también ferroviario), Charo, José Luis (compañero en la cuerda de bajos en la coral naveta), y Ángeles. Pradela, y Luis, fueron unos vecinos tolerantes y generosos, pues su casa, que contó pronto con un aparato de TV, estaba siempre abierta para el variado personal, tanto menudo como adulto, del entonces poblado barrio de La Quintana, y alrededores, que acudía en masa para contemplar los programas más populares.
Y el 21 faltaron dos personas; Miguel y Argentino. Miguel Ángel Posada Castaño estaba casado con Mercedes Vigil Fernández, con la que tuvo tres hijos; Mercedes, Miguel y Pablo. Natural de Blimea (San Martín del Rey Aurelio), Miguel, que entre otras cosas, fue taxista en Nava, y se jubiló en La Asturiana de Zinc, contaba 70 años. En cuanto a Mercedes, natural de Grandiella (Ceceda) e hija de Otilia y de Aquilino, y hermana de Tino, fue cuando niña compañera del que suscribe en la asistencia a la escuela y a los asuntos religiosos.
Por su parte, Argentino Canteli Díaz, es decir, Argentino el de La Curtia (Nava) finaba en Oviedo a los 98 años. Viudo de Enriqueta Pandiella Fernández, con la que tuvo cinco hijos; Ángeles María, José Luis, Marta, Tino y Anabel, era mi amigo Argentino un hombre muy activo y laborioso siempre, que, tras pasar por la central del Peranchu, fue carpinteru, y luego carreteru para, por último, pasar a trabajar en la sierra de Portilla, en El Berrón. Muy amañosu para cosas de madera, era un especialista en la construcción de calastros, unos pequeños cestos de mimbre. Y, hasta hace poco, fue fiel a la costumbre de bajar los sábados por la mañana a Nava, donde era habitual verlo jugando la partida, a la que era muy aficionado.
Luego, el 23 finaba en Oviedo Andrés Ernesto Blanco Arenas, más conocido como Andrés el de La Casa Nueva (Cuenya). Contaba 77 años y estaba casado con Covadonga Pérez del Tejo, con la que tuvo dos hijas; María José (“Pepi”), y María Inés. Y el mismo día la coral naveta, junto con el Coro San Roque, el Coro Errante y la Coral Capilla de la Torre, participaba el en 1º Encuentro Coral de la Comarca de la Sidra, celebrado en la iglesia de San Martín de Torazo.
Después, el 26, los 87 años, fallecía en Gijón María Amor Torga Álvarez, cuyos restos descansan para siempre en el camposanto de El Remediu, y el 27 faltaba Isolina Barbes Palacio, a los 89 años. Natural de Los Villares (Pandenes-Cabranes), era viuda de Enrique Nava García, de La Solana (Santu Medero-Bimenes), con el que tuvo 3 hijos; Horacio (+), Manolita y Enrique, y hay que decir que, primero con su marido, y después viuda, Isolina, buena cocinera, regentó durante más de 40 años el Bar Nava, en la calle Baja, un establecimiento que gozó de popularidad en la villa. Y aquí cerramos este resumen porque, por San Andrés, cumplido hemos el mes.
Publicado en La Nueva España.el Viernes, 7 de diciembre 2018, página 11.