POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cangas del Narcea y municipios adláteres están de Fiesta de la Vendimia.
Una fiesta nacida por iniciativa de la Cofradía del Vino de Cangas, con la colaboración del Consejo Regulador de la DOP Vino de Cangas y del Ayuntamiento local.
Un servidor, como Cofrade de Mérito de esa Institución, ime siento muy honrado y muy feliz con esa jornada de alegría y , por sobre todo, de promoción turística y comercial de la comarca y de sus productos.
El VINO DE CANGAS tiene singularidad en si historia de siglos, en las variedades de vid que se cultivan allí, en sus métodos de elaboración, en sus cualidades organoléptias… y hasta en su forma de servirlo y beberlo en «cachos», que son cuencos de madera de castaño que «cuecen» en los propios toneles o barricas durante la fermentación de los mostos.
Es lógico que la modernidad haya arrinconado viejos procedimientos de vinificación para sustituirlos por novedosas tecnologías en favor de mejores calidades, que son exigencia de los mercados actuales. Pero ahí sigue latente la raíz que dio sustento a unas gentes emprendedoras capaces de hacer realidad de hoy un tesoro que muchos daban por perdido.
Y con los vinos, las carnes.
El suroccidente asturiano es morada de excelentes razas de vacuno (motaña, valles, pardoalpina…) de ovino (xalda) y de caprino (bermeya); amén de riquísima caza y pesca.
Está claro: mesa, mantel y tonel.
Bueno, pues hoy me pide el cuerpo un estofado de lengua de ternera al «vino de Cangas».
Escribía don Ángel Muro a finales del siglo XIX que «la carne de la lengua de la vaca es un trozo corto y se presta a muchos condimentos; según la raza de la res y su edad, puede ser la lengua más o menos jugosa y más o menos dura. Pero de todos modos la lengua no es buena si no está muy pasada de cocción».
Pues nada de nada. Aquí estamos los asturianos para contradecir al famoso gastrónomo y demostrar que la lengua de ternera asturiana es exquisita y nuestros cocineros son profesionales de excepción.
Vamos allá:
Se escalda la lengua en agua hirviendo y de inmediato se pela raspándola con un cuchillo.
Se lava al chorro de agua fría y, tras secarla con un paño, se adoba con un majado de sal, ajo y vino tinto (un poco) de Cangas. Reposa durante unas dos horas.
Se lleva a una cazuela con aceite y fríe hasta dorar. Se le añaden dos cebollas, un pimiento rojo, dos tomates, una rama de perejil, dos dientes de ajo (todo picado), una hojita de laurel (si gusta), una cucharada de pimentón y un vaso de vino tinto de Cangas. Cuece a fuego mediano hasta que la carne esté tierna (se tarda unas tres horas). Conviene añadir caldo de carne para que no «se seque» durante la cocción.
Se sirve cortada en lonchas en compañía de patatas fritas.
Y «pa con ella», VINO TINTO DE CANGAS, por supuesto.
Amigos Cofrades, ¡¡¡FELICES DÍAS DE VENDIMIA EN CANGAS DEL NARCEA!!!