POR BIZÉN D’O RÍO MARTÍNEZ, CRONISTA COMARCA HOYA DE HUESCA (HUESCA).
Hoy estamos viviendo unos cambios en la climatología que comprobamos afectan a todos los seres vivos, y justo es recordar que cuando se aproximaba el final del año de 1983, dos informes llevados a cabo en Estados Unidos coincidían en afirmar algunos cambios atmosféricos que se verificarían a partir del año 2000. Por una parte, el informe del Consejo Nacional de Investigación Estadounidense. Por otro, un estudio dado a conocer después de la aparición de otro informe realizado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA), que confirmaba efectivamente junto a los anteriores, como las temperaturas en el mundo aumentarían en los siguientes años, originando claro está, una serie de nuevos fenómenos.
Estos trabajos coincidieron en que el cambio de clima en el Planeta se debería al exceso de producción de dióxido de carbono, como consecuencia de la combustión de materias destinadas a la producción de energía. Porque la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera era en aquellas fechas de unas 340 partes por millón y el reciente informe que se había elaborado era contundente asegurando que esta cifra se duplicaría en el siguiente siglo.
Se aseguró en estas investigaciones, que el acumulamiento retenía calor en vez de liberarlo al espacio, lo que originaba un aumento de las temperaturas de 1,5 a 4,5 grados centígrados a finales del siglo XX.
En contraste con este tono alarmante del análisis que había hecho la EPA, Agencia de Protección Ambiental, el estudio realizado por el Consejo Nacional de Investigaciones, estimaba que no hacía falta realizar esfuerzos que impidieran el fenómeno, sino que la Naturaleza humana y la adopción de algunas medidas preventivas serían suficientes.
La Agencia de Protección Ambiental había ya sugerido la imposición de unos elevados impuestos al consumo de energía ( petróleo y carbón, fundamentalmente) al objeto de disminuir el acumulamiento de dióxido de carbono en la atmósfera Sin embargo, el nuevo estudio estimaba que, aún prohibiendo totalmente la combustión de ambas materas, el fenómeno sólo se retrasaría, pero no se evitaría. En cuanto a los efectos en la climatología, se dijo en el estudio, que los días serían cada vez más cálidos y cambios en la duración de las estaciones, lo que tendría repercusiones en la agricultura, al tener las estaciones una duración distinta a la que tenían en esas fechas.
Así mismo, se detalló que en la región antártica se experimentaría un descongelamiento en sus zonas heladas, lo cual aumentaría el volumen de los mares, provocando que cada año, el nivel del mar aumentara, de forma que si generalmente lo hacía en 14 centímetros, en el siglo XXI este cambio sería mas espectacular, pudiendo llegar hasta a unos 70 centímetros anuales.
El estudio señalaba que tanto los beneficios como los efectos negativos del fenómeno afectarían por igual a todos los países y habitantes del mundo, expresando finalmente un mensaje de confianza en la capacidad de adaptación de las personas a las nuevas condiciones de la climatología.
En suma, unos precisos trabajos de investigación que avisaban de estos cambios que hoy, años después, estamos padeciendo.
FUENTE: CRONISTA