POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Es muy complejo y difícil, además de muy extenso, el estudio de las relaciones históricas de Europa y África, la vieja, culta y desmelenada Europa y ese continente negro que solamente ha sido utilizado como campo de explotación, que los pueblos de su vecindad han conseguido desarrollar y aplicar en su territorio de una manera despiadada, sin dejar más huellas que los desechos tras la masacre. Solo Portugal, nuestro hermano peninsular, fue abriendo ese continente y dejando su huella a la vez que abría caminos por mares desconocidos y él fue el primero que dejó su huella que aún permanece viva y sin resabios.
Pero una vez que los pueblos ibéricos dan la vuelta al mundo y se abren nuevas tierras y nuevos mundos, esta insaciable Europa se lanzó sin piedad y como sabe hacerlo por esos nuevos caminos y posibilidades y África fue la base de la explotación humana hacia las nuevas tierras sembrando de cadáveres durante más de dos siglos todo el Atlántico y con ellos la piratería. Cuando este genocidio terminó fue el continente negro el campo de explotación, arrasando sin piedad todos los valores pero dejando en la más triste miseria a los habitantes de esos territorios. Solo la cruz ha llegado hasta ellos como seguro de vida y esperanza.
Europa tiene una deuda histórica con África y sigue terca e inamovible como lo ha demostrado con motivo de ese bestial asesinato de más de un centenar de jóvenes masacrados por unos miserables asesinos y mientras esta Europa culta y desmemoriada, pero cínica hasta lo irrepetible, no ha hecho el menor comentario sobre ese miserable crimen de unos fanáticos a los que hay que poner en su sitio cuanto antes.
Solo la cruz que no busca ni explota el oro y los diamantes, ni siembra el Atlántico de esclavos está poniendo orden y haciendo esa lenta labor de educar, de enseñar y de elevar esos índices que tan pocas lecciones estamos dando los que mantenemos en nuestro haber desde hace siglos.
Se merecen todo el recuerdo, respeto y consideración las víctimas de ahora que se suman a las de antes. El primer mundo no puede permanecer impasible ni un minuto más.
Europa sigue siendo la mala madre de esa eterna esclava que parece ser para ella África.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/