POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
La antigua cámara acorazada del Instituto Cervantes de Madrid se abrió al público con la exhibición de 2.793 palabras “desaparecidas del diccionario”, según leo, aunque deberían decir “sin uso”, pues supongo que no desaparecieron por arte de birlibirloque sino que los académicos las eliminaron del diccionario por ausencia en el habla vulgar y en los escritos hodiernos; en lugar de añadir al diccionario: “en desuso”, las secuestran y archivan en una caja fuerte, como un tesoro, como esas monedas de oro y plata de curso legal cuyo valor intrínseco supera al que representan; en este caso es por defecto. Así purgaron palabras como acuá, basilea, ¡caracoles!, muyer (sí, muyer es castellano), quizabes, transbisabuelo, urbanía…, que ahora cobran vida y sobrevuelan en multitud de páginas reales y virtuales. Creo que todas deberían regresar al diccionario y, al mismo tiempo, encerrar en la cámara a estos académicos obsoletos.
Fuente: https://www.lne.es/