POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Desde el Ayuntamiento, mi editor y yo tomamos la calle Fierro y entramos en el mercado del Fontán. Antes gozamos por fuera el Palacio de Ramiro (el rey, no el psicoesteta), por dentro Camilo de Blas, oramos en la lápida del Carbayón, nos escanciaron sidra en La Pomarada de Gascona, recorrimos alucinados el Arqueológico, lavamos los pies en Foncalada y besamos los pies de San Salvador… A lo que iba, en la plaza de abastos, delante del puesto Frutas Conchita, degustamos quesos historiados por el mercader: Gamoneo de Onís, Pría tres leches, Tresviso (no Picón) y un Casín que amargaba lo justo. De ahí remamos hasta La Mar del Medio, donde nos disertó Chema sobre la palabra “vendaval” y regamos con un Murúa de Masaveu setas de primavera, cosechadas por un dron en Lin de Cubel, y roballiza recién trinchada por Neptuno. No lo hay como exagerar para que a uno le publiquen.
Fuente: http://www.lne.es/