POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Jamás se puso en duda qué, los vecinos de mi pueblo, además de ser excelentes agricultores; son personas emprendedoras, tanto en el campo de la industria como en el comercio
Sin lugar a dudas, somos un pueblo privilegiado; donde se cosechaban naranjas y limones de gran calidad. Tal era su dedicación que cuidaban al máximo todos los detalles, por insignificantes que fueran, con la finalidad de que ese fruto exportado, llegara a los mercados de venta en las mejores condiciones posibles y las debidas garantías.
Como se producían algunas anomalías, el Alcalde Felipe Carrillo Garrido, publicó en el periódico «La Paz de Murcia», del día 22 de junio del año 1891 un artículo, que decía lo siguiente: “Los comerciantes e industriales de Ulea y su comarca, se dirigen al Director General de los Ferrocarriles Españoles, exponiendo las vicisitudes por las que atraviesan las mercancías apiladas en la estación de ferrocarril de Archena, hasta que son embarcadas. Dichos productos cítricos permanecen en un muelle a la intemperie, por lo que carecen de protección contra las inclemencias del tiempo; lluvias, calores y frío, ocasionando gran deterioro del género y, por tal motivo, es de justicia tratar de evitar los contratiempos con la protección de los mismos, por medio de un espacio cubierto por una marquesina”.
De esa forma quedarían resguardados y no se mermaría la calidad de sus productos; que son la base de la economía del pueblo y su comarca. Además proporcionaría grandes beneficios a la compañía de ferrocarriles, al pagar los cánones establecidos.. Por tal motivo, suplico qué, como se avecina la época veraniega, se sirvan colocar la oportuna marquesina cubierta, en el citado muelle de la estación de ferrocarril de Archena”. Este escrito fue dirigido a D. Juan de Dios Medina en el mes de junio del año 1891.
Dado el prestigio gastronómico de las naranjas de la comarca, en el año 1886, llegó al pueblo el exportador de frutas Henri Goetz y, se instaló, en el pueblo acompañado de su familia. Acondicionó un almacén en la calle Binondo y, desde dichas instalaciones comenzó a exportar naranjas y limones a todos los mercados centrales de Europa
Tal fue su arraigo en el pueblo qué, junto a su almacén de naranjas y limones, habilitó una casa donde vivió con su esposa y su hija Margarita comportándose como una familia más del pueblo. Su hija acudía, como una escolar más, a las clases que impartían las maestras nacionales. Por consiguiente, se hizo amiga de las jóvenes y era muy querida por la juventud de nuestro pueblo.
La exportación de cítricos era pujante y, a Mr. Henri Hoetz le faltaba tiempo para atender otras cuestiones.
Su hija Margarita fue haciéndose mayor y, en una de las vacaciones a su tierra de Alsacia, se hizo novia de un representante de los productos de su padre y, al poco tiempo, se casaron.
Tal era la unión con el pueblo qué, cuando su Margarita se casó en el pueblo de Saverne (Alsacia), con la suntuosidad prevista, los recién casados vinieron de viaje de novios a Ulea y pasaron una larga temporada aquí.
Se reunió con sus amigas de la juventud, que se pusieron en contacto con el párroco Juan Antonio Cerezo Ortín y organizaron una ceremonia llamada de «Tornaboda», a la que fueron invitados todos los trabajadores y los simpatizantes.
Y cómo no, en primera fila estaban todas sus amigas de la escuela y de su juventud. Sin lugar a dudas el pueblo consideraba a los Goetz, como una más y, como la municipalidad le consideraba un auténtico prohombre, organizó una fiesta popular en honor de Margarita, su esposo y su distinguida familia.
Henri Hoetz, que había remodelado su fábrica y almacén de cítricos, situada en la misma calle Binondo, daba trabajo a gran parte de los obreros y, por tal motivo, fue considerado como un auténtico benefactor .En esta época irrumpió en los mercados de Europa con la marca de las naranjas «Excelencia de Ulea»
Allí permaneció durante años hasta qué, desde Alsacia, le reclamó su familia para que siguiera su labor desde su tierra natal. Como consecuencia de su partida a Francia, vendió su nave comercial al empresario local Julián Valiente Sánchez, quien lo transformó en teatro y sala de conciertos, recibiendo el nombre de «Teatro Reina Victoria Eugenia».
Dicha nave ha pasado por varias situaciones, siendo más tarde almacén y fábrica de la miel, cuyo dueño fue Domingo Salinas. En la actualidad es un edificio multiusos, propiedad del Ayuntamiento de Ulea.
Tras desarrollar el empresario alsaciano su gran negocio de naranjas y limones en nuestro pueblo Con en el año 1905, llegó a estas tierras Eduardo Nort, un comerciante y exportador de naranjas, coincidiendo varios años con el mismo exportador Goetz. Se instaló con su familia y, desde aquí exportaba sus cítricos a los mercados europeos, con la marca «Vistas de Ulea».
Ambos exportadores, junto al empresario José Ríos Torrecillas, se disputaban los mejores mercados centrales europeos, compitiendo entre ellos, con el fin de establecerse en las poblaciones más afines.
El comerciante y exportador local José Ríos, tenía como referencia los mercados centrales de Madrid, París y Colonia; donde tenía sus «representantes o asentadores». Sus viajes a los distintos mercados eran frecuentes y, durante una estancia en París, conoció al ingeniero Gustavo Eiffel, con el que, al cabo del tiempo, entabló gran amistad.
En la ciudad parisina acudía con frecuencia a las tertulias de los eruditos; doctos en las dinámicas industriales y comerciales. El comerciante y exportador José Ríos Torrecillas, se hizo notar en las tertulias y, por tal motivo, le pusieron como apelativo «El embajador de Ulea en París».
Con posterioridad, Ríos Torrecillas, fue nombrado Alcalde de la localidad el día 29 de marzo del año 1924; cesando en el cargo casi cuatro años después el día 21 de mayo de 1928.