POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
En lo más alto está el puerto de Tornavacas, que es, llegando de Castilla, puerta abierta para entrar en Extremadura. Allí principia el Valle del Jerte y una sucesión de pueblos: Tornavacas, Jerte, Cabezuela del Valle, Navaconcejo, Valdastillas y el balneario, Piornal, Rebollar, El Torno, Cabezabellosa, Cabrero y Casas del Castañar. El río es un discurrir de aguas que navegan muy rápidas, serpenteando, brincando y saltando entre grandes rollos de granito.
El valle acaba. Saludan los chopos y olmos llegando a Plasencia, su capital, entre Cáceres y Salamanca. La ciudad que agrada a Dios y a los hombres (ut placeat Deo et hominibus) En Salamanca el Tormes. En Plasencia el Jerte. En ambas dos catedrales, la vieja y la nueva. En la Vía de la Plata los caminos van a Cáceres, a la romana Emérita y luego las Vegas Bajas del Guadiana. Grande, muy grande nuestra antigua, hermosa y sabia tierra, Extremadura.