POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Hubo en Lastres, que es villa y puerto pesquero en el concejo de Colunga (Asturias), un marinero famoso por sus dichos, por sus aventuras por su modo de entender la historia y el costumbrismo de las gentes, y por su pasión por la sidra.

Le llamaban Ramascón, y era muy amigo del entonces catedrático y Rector de la Universidad de Oviedo, don Fermín Canella y Secades, asiduo veraneante en Vista Alegre, en las cercanías de la colunguesa playa de La Griega.

Se cuenta que paseando ambos amigos entre Vista Alegre y Lastres, y sorprendido Ramascón por lo florido de los pomares, promesa de abundancia sidrera, le dijo a don Fermín: «¡Ave María Purísima! ¡La de palos que van a llevar esti añu les muyeres!».

Metáfora machista, que no debemos aprobar «sensu strictu», pero que resume el sentido graciosamente hiperbólico de la calificación de la cosecha… y de sus consecuencias.

El año 2015, en Asturias, fue, como todos los años impares, época de «cosechona» de manzana y en este 2016 se prevé que la nueva sidra sea excelente.

¡Oiga!, me preguntarán, ¿y por qué los años pares no hay cosecha o es deficiente, y los impares es buena o muy buena; fenómenos que se conoce como «vecería»?

¿Y qué quiere decir vecería?

Pues verán, dícese que una planta, un árbol… son veceros cuando dan fruto un año sí y otro no; es decir, fructifican «de vez en vez».

¿La causa? Pues porque en Asturias… somos así.

Como en estos días fríoinvernales de febrerillo el loco el cuerpo nos pide guisos calientes y la Iglesia, por el aquel de la abstinencia cuaresmal, nos recomienda permutar carnes por pescados y, además, el futuro socioeconómico no es muy halagüeño; y comprobando que en estos días los mejillones están buenísimos y a muy buen precio… pues a guisar FABINES (alubias) BLANQUES CON MEJILLONES A LA SIDRA.

Laven bien al chorro de agua fría 1,5 kg de mejillones de máxima calidad; llévenlos a una tartera con un vaso de sidra, medio vaso de agua y (si gusta) media hoja de laurel.

Hiervan para que los mejillones abran al vapor; seleccionen su carne y, colado, reserven el caldo que se formó.

Aparte, según costumbre, estofen 500 g de alubias blancas de las llamadas «de granjilla» o redondinas «de gloria», tras un remojo en agua de una noche.

El estofado háganlo con cebolla, ajo, pimiento rojo, perejil (todo muy picadito), aceite, pimentón dulce y el caldo de los mejillones al que habrá que añadir más agua o caldo de pescado.

Dejen cocer a fuego moderado en hervores continuos, y cuando esté casi finalizada la cocción de las alubias, incorporen los mejillones.

No es preciso salar, pues los mejillones aportan sal con su propio jugo. Den unos hervores más, dejen reposar al lado del fuego y sirvan el guiso muy caliente.

NOTA

Si prefieren, pueden sustituir la sidra por un albariño o por un fino andaluz.

Hay quienes gustan de colocar, adornando, algunos mejillones con su media valva.