POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
.-Tanto hablar de chuletones -me comentaba un buen amigo- y te olvidas de «comidines caseres «, de las de a diario, de las fáciles ; de las que , bien calentinas, alimentan cuerpos y espíritus…
.-Ya te entiendo, le dije, pero ¿y qué hago con esas otras que en tiempos de preinvernía e invernía nos seducen con su tentadora presencia y nos asustan con sus precios de mercado?
.- ¿Qué problema tienes? ¡Habla de dos a la vez!
En esas estoy.
Hoy «toca» explicar menudencias; cosines, «caxigalines» de buena mesa.
De entrada empezaremos disfrutando de «unes quisquillines del Cantábrico» que, aunque se capturan en la mar, su precio está más arriba de las nubes y su exquisito sabor se encuentra en el cielo.
Nuestra extraordinaria quisquilla, que en Colunga llamamos «esguila» y para ser más exactos «esguila de ronchel» es un pequeño crustáceo («»crusta «= caparazón), macruro (makrós = grande, ouré = cola), nadante (que nada entre aguas), de pequeño tamaño, de color muy rojo cuando cocido y carne dura y sabrosísima a mar.
El precio de mercado, siempre muy alto, ronda los 80 euros el kilogramo (entre 10 000 y 12 000 de las antiguas pesetas) y, claro, la clientela de clase media se muy mucho y cuida su bolsillo antes de meterse en estos tentadores berenjenales.
¿Saben? Las palabras «esguila» y «quisquilla» derivan del latín «quisquilliae» con significado de menudencias, pequeñeces…. «Caxigalines», que decimos en Asturias.
Las quisquillas se cuecen en agua con sal al gusto (en Galicia aromatizan con una hojita de laurel) y se acompañan con un buen vino blanco afrutado (por ejemplo, albariño) o una excelente sidra natural asturiana.
Se dice que su mejor época de consumo es durante el invierno.
Y de lo caro a lo humilde.
¿Qué tal «unes fabines de gloria estofadines»?
Como su nombre indica, también son una pequeñez de cielo.
«Les FABES DE GLORIA» son unas alubias blancas, redonadas, de color clanco, pequeño tamaño, textura suave y mantecosa, y de muy buen sabor.
Para mi gusto -y sobre gustos no hay nada escrito, dice el refrán- superan en muchos guisos a las tan solicitadas «fabes del cura, de la granja, o de fabada».
Así que para compensar el gasto del primer plato o entrante («les quisquillines») prepararemos un estofado de «fabines de gloria con choricín».
Pongan unos 350-400 g de fabes de gloria (previo remojo en agua durante 10 horas) en una cazuela y añadan media cebolla picada en fino, un pimiento mediano (rojo o verde) en tiras, un diente de ajo, una zanahoria en tres trozos, pimentón dulce y un chorro de aceite de oliva.
Rehogen, ya al fuego, durante unos momentos y añadan agua fría hasta cubrir bien y dejen cocer a fuego mediano y lento. Cuiden que no se sequen y si es preciso añadan más agua.
Remuevan de vez en cuando.
A media cocción incorporen varios trozos de buen chorizo y ya, casi al final, salen al gusto.
Dejen reposar y sirvan bien calientes acompañando de un vino tinto de calidad.
Pues ya tienen mi propuesta para este fin de semana.
Les quisquilles para celebrar el triunfo del Sporting; les fabines para festejar al Deportivo Colunga C-F.