POR APULEYO SOTO PAJARES, CRONISTA OFICIAL DE BRAOKOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID).
El día Viernes Santos, 15 de abril de 2022, a los 98 años de edad, nos ha dejado D. Enrique de Aguinaga, decano de los los cronista de la Villa de Madrid.
Maestro de periodistas y cronistas, nació en la localidad extremeña de Valverde del Fresno (Cáceres) en 1923.
El hecho de ser hijo de un veterinario nacional del servicio de Aduanas motivó que su infancia y primera juventud tuvieran un caracter itinerante: así paso en breves periodos de su vida por municipios fronterizos como Fermoselle o Salvatierra de Miño. Proclamada la II República en 1931, la familia se trasladó a Madrid al ser asignado el cabeza de familia a la Dirección General de Ganadería. Al estallar la guerra civil en 1936, la familia siguió los destinos del gobierno republicano: de Madrid a Valencia, y, por fin, a Barcelona. Muerto su padre en 1939, tuvieron su madre y él que trasladarse a Oviedo, donde vivía uno de sus hermanos.
Al finalizar el bachillerato, con el título de Maestro Nacional en 1941, al obtener una beca en la Escuela Oficial de Periodismo, realizando práctica en el diario ARRIBA y graduándose en 1946. Llegó a ser Secretario de la Facultad de Ciencias de la Información en la que ejerció como profesor de 1953 a 1975. Doctorado en 1982, ha sido catedrático de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, impartiendo en Masterés de Doctorado hasta fechas muy recientes así como en la Universidad San Pablo-CEU. Fue designado Cronista Oficial de la Villa de Madrid en 1964, siendo designado Decano de los Cronistas de Madrid en 2001.
Su amplisimo curriculum, así como la enumeración de sus publicaciones, haría el presente obituario interminable. Destacaremos, no obstante, como ejemplo ilustrativo de su entrega y compromiso con los proyectos que le ilusionaban, la fundación y dirección de la revista «ILUSTRACIÓN DE MADRID» entre 2006 y 2013.
Él mismo concretaba los amores estrictamente intelectuales de su vida, en sus cuatro bibliotecas: una dedicada a la Villa de Madrid, otra a la Teoría del Periodismo, a la que dedicó más de 50 años en la enseñanza universitaria; una tercera a la Historia de España Comtemporánea; y una cuarta, dedicada a José Antonio Primo de Rivera. Pero en relación a esta última personalidad, se manifiesta nacional e intelecturalmente «joseantoniano», pero no falangista; ya en 1941, cuando aún no había cumplido los 18 años, se había leido sus Obras Completas.
Y el amor de su vida lo dedicó a la también periodista Dª Manuela Martínez Romero, «Manolis» como la llamaba cariñosamente, con la que contrajo matrimonio en 1951 y a la que sobrevivió en más de 20 años . Fruto de este matrimonio nacieron seis hijos.
Descanse en paz, D. Enrique, maestro de periodistas y cronistas, cuyo legado se concreta en innumerables profesionales de la información que siguen su estela, así como en la calidad e intemporalidad de sus publicaciones. Muchas asociaciones por él fundadas o impulsadas con determinación, notan desde hoy una gran ausencia, que será irremplazable por la singular personalidad de quien nos deja, y, por tanto, dificilmente sustituible,
FUENTE: https://www.facebook.com/apuleyo.sotopajares