MADRE DE NUESTRO COLABORADOR PEPE MONTESERÍN . LA NUEVA ESPAÑA
María Luisa Corrales Aguirre, madre de nuestro colaborador Pepe Monteserín, falleció en la madrugada de ayer, en su casa de Oviedo. Tenía 101 años. Deja cinco hijos, Luisma, Inmaculada, Pedro, Pepe y Carmen Monteserín Corrales, nietos y bisnietos. Había nacido en Peñaullán (Pravia) y era hija de asturiana y vasco. Su padre, constructor, fue alcalde de Pravia en los años veinte del siglo pasado. Curiosamente, su marido, Luis F. Monteserín Miranda, fallecido en 2007, también lo sería treinta años más tarde.
Era la benjamina y última superviviente de una familia de 12 hermanos. Estudió piano y cuentan quienes la conocían que tenía una bellísima voz de soprano. Era despierta, inteligente y sensible. Escribía muy bien: ya de mayor ganó un concurso provincial de cuentos, y hace poco terminó sus memorias, escritas a mano. Más de mil páginas. Tenía mucha energía, gran sentido del humor y una memoria privilegiada, que conservó hasta su fallecimiento. Sabía de memoria y contaba a sus hijos y luego a sus nietos y bisnietos cuentos tradicionales muy poco oídos.
Se casó en 1942 y desde entonces ella y su marido fueron “uña y carne, siempre juntos, les encantaba bailar y lo hacían muy bien”, recordaba ayer uno de sus descendientes. El repentino fallecimiento de su marido, horas antes de la cena que tenía prevista con su familia para celebrar el Fin de Año en el año 2007, supuso un duro golpe para María Luisa, cuya principal virtud, según quienes la conocieron, era la generosidad.
Vivió siendo muy joven la Guerra Civil, y en los últimos meses la pandemia de covid, que la afectó mucho porque era miedosa. Era una mujer muy coqueta, siempre iba de punta en blanco, e incluso se negó a salir de casa en los últimos días porque tenía dificultades para caminar y no quería que la vieran en silla de ruedas.
El cadáver se recibirá hoy, al mediodía, en la iglesia de San Francisco de Asís (plaza de la Gesta), en Oviedo, donde se celebrará el funeral, y recibirá sepultura en el cementerio de San Andrés, en Pravia. La capilla ardiente está instalada en el tanatorio ovetense de El Salvador. La familia no recibe debido a la actual situación sanitaria.
Todos los integrantes de LA NUEVA ESPAÑA queremos hacer llegar a nuestro amigo y compañero Pepe Monteserín y a toda su familia nuestro más profundo pesar.