POR PATRICIO MARÍN ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE COX (ALICANTE)
Según Montesinos, segadores de la Vega Baja del Segura se desplazaban a tierras de La Mancha y al regresar por el puerto de La Mala Mujer les acometían bandidos robándoles el fruto de su trabajo.
Todos hemos oído hablar de aquellos braceros de la tierra que dejaban su hogar para trabajar en la siega, no solamente en La Mancha sino también en Aragón y en otras partes lejanas.
Honrados y rudos trabajadores de la tierra que sorteaban una serie de peligros, para llevar el pan a sus casas. Entre ellos podríamos citar los más frecuentes que eran la enfermedad y los accidentes. En efecto, no eran pocos los fallecidos “en el tajo” de la siega dejando mujer e hijos totalmente desamparados.
También hubo desplazamientos de segadores a tierras de Orán. El territorio de Argelia, y por extensión a esa zona de Orán, fueron de dominio francés desde 1830 a 1962. Antes que Francia, España estuvo presente en Orán y mantuvo su dominio durante más de dos siglos. Su semejanza con las comarcas del sureste español había convertido a Orán en una prolongación de nuestras tierras.
A finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX se produjo una afluencia masiva de braceros españoles hacia Orán. La mayoría de ellos provenían de las provincias meridionales de Almería, Murcia y Alicante. En nuestra zona, los jornaleros de Redován, Rafal, Callosa de Segura, Cox, y Granja, se citaban en la estación del ferrocarril de Callosa.
Este era el punto de encuentro de las cuadrillas de segadores de los citados pueblos. El tren les conducía a la ciudad portuaria de Cartagena, donde se embarcaban rumbo a Orán. Una vez allí, los patrones de las grandes haciendas proporcionaban trabajo a los españoles. Los propietarios de aquellas explotaciones agrícolas eran súbditos franceses y españoles afincados en dicho territorio.
Aunque la mayoría de trabajadores eran segadores y a tal fin llegaban a la colonia argelina, hubo otros que realizaban diferentes trabajos. Las condiciones de aquellos segadores eran muy duras, toda vez que dormían al raso, junto a las gavillas de su trabajo. La inseguridad de aquellos tiempos y la falta de medios de comunicación que disponemos en la actualidad, hizo que soportaran toda clase de sufrimientos.
En más de una ocasión llegaban a Orán cuando la mies estaba verde y tenían que esperar su dorado.
Cuando esto ocurría se hallaban abocados al hambre, pues el escaso condumio que portaran se había consumido. A todo ello se unía la desconfianza y recelo de los naturales de las comarcas argelinas con los recién llegados. A este respecto se producían muertes violentas para robarles el fruto de su trabajo, como la de un vecino de Cox apellidado Puig, que desaparecido de su cuadrilla varios días, fue hallado su cadáver en una cuneta.
La zona donde se desenvolvían en su trabajo era muy dilatada y por tanto en más de una ocasión tenían que utilizar el tren.
Sobre este particular tenemos constancia de un accidente ferroviario ocurrido en el año 1912 en la localidad de Thelat (Argelia) donde perdieron la vida varios segadores de la Vega Baja.
En las informaciones de provincias, del día 21 de abril de 1912, aparecía la siguiente noticia:
“En el salón de actos de la Excma. Diputación (de Alicante) tuvo lugar el día 20 del corriente, con toda solemnidad, el acto de entregar las indemnizaciones conseguidas a las viudas de las víctimas de la catástrofe ferroviaria de Thelat (Argelia).
En el estrado tomaron asiento los señores gobernadores civil y militar, el alcalde presidente de la Diputación, Abad de la Colegiata, cónsul de Francia, secretario del Gobierno y D. Renato Bardín, como miembro de la Colonia francesa.
Además, los alcaldes de Cox, Redován y Hondón de las Nieves y las viudas de las víctimas de la catástrofe.
El secretario leyó la comunicación del Ministerio de Estado mandando se celebre el acto.
El señor gobernador hizo uso de la palabra para explicar la importancia del acto y dar las gracias a las autoridades francesas, al Gobierno español y al cónsul de España que tan activa parte, han tomado en este asunto.
Las viudas socorridas fueron: Dolores Belmonte, de Redován con 3.992’45 pesetas; Virtudes Marhuenda de Cox, con 6.986’55; Encarnación Fayos de Redován, con 4.990’60; Carmen Abad, de Hondón de las Nieves, con 4.990’60 y Carmen Fulleda de Callosa de Segura, con 7.982’80.
A la vista de lo que antecede se desprende la buena coordinación existente entre las autoridades francesas y españolas para atender a las viudas de los accidentados.