POR MIGUEL ÁNGEL FUENTE CALLEJA, CRONISTA OFICIAL DE NOREÑA (ASTURIAS).
Al finalizar el pestoso año de 2021 se sucedieron varios fallecimientos luctuosos en la parroquia de Noreña. A finales de diciembre –el último día para cerrar el calendario- falleció José Prado Prado más conocido como Pepe “El Ratín”, que contaba con la edad de 90 años, ya que había nacido en el año 1931. Desde su infancia con todos los hermanos en su casa natal de La Belga –Oliva, Angelín y Fermín– se vinieron a vivir a la calle El Sol a una vivienda de piedra y portalón que fue reconstruida hace pocos años lindando con el antiguo vertedero de basuras. Pepe fue un gran trabajador por cuenta ajena, pues a la escuela le tocó en suerte acudir más bien poco, así que tuvo que buscarse la vida ayudando en las caserías; trabajando en los mataderos que había en los bajos de las viviendas o limpiando fincas hasta que lo llamaron a filas a “servir a la Patria” en la quinta de 1950, y lo hizo en la localidad leonesa de Astorga donde sirvió en el cuartel de Artillería, poniéndose al frente de las cuadras de caballos, coincidiendo allí con varios vecinos suyos con los cuales mantuvo una gran amistad a lo largo de los años como Tino Fonseca “El Torneru”, Lelo Cuesta “El Sifonero” o Emilio Flórez “El Panadero”.
De gran fortaleza física, gustaba de participar en las fiestas de la zona por lo que no era extraño verle concursar en el certamen provincial de siega en Santa Marina todos los veranos
Dadas sus cualidades de trabajador-todo-terreno, le fue ofrecida labor por José Menéndez “El Carbayalu” en su importante fábrica de La Reguera donde posteriormente se instalarían los alemanes hermanos Köpke, con Productos Ya. “Ratín” lo mismo compraba terneros, que los sacrificaba o se marchaba a Pajares para lanzar desde una avioneta de telas, fardos de hierba a los animales que estaban retenidos en el tren a causa de la nieve. Con ese marchamo de buen trabajador y hombre de confianza empezó a trabajar en los frigoríficos Junquera Bobes, la marca que luego sería sustituida por Matadero Central de Asturias, donde se ocupaba de la misma labor. Su accionista mayoritario Joaquín Río sabía que tenía en Pepe la persona en quien podía confiar los trabajos más delicados de la importante empresa, además del mantenimiento de fincas, cierres perimetrales o cuidados del ganado.
Otra de sus aficiones era posar para el fotógrafo y conversar con sus nietos Teresa y Pedro, hijos de Eva la niña de sus ojos…
De gran fortaleza física, gustaba de participar en las fiestas de la zona por lo que no era extraño verle concursar en el certamen provincial de siega en Santa Marina todos los veranos, en el mes de agosto, y en su juventud, participando en la yincanas de las fiestas de Celles o de Pañeda. Donde había una prueba de habilidad o fuerza, allí estaba el “Ratín” para demostrar su poderío.
Parece que aún lo estamos viendo sentado junto a la puerta de La Cuadra de Alfredo, con su palo de avellano y su camisa remangada, sombrero o visera y su mondadientes en la boca, dejándose provocar por los niños a la salida del colegio, para los siempre parecía estar de buen humor. A todos les llamaba cariñosamente “pigarras”, palabra que tanto utilizó en los mercados ganaderos para definir a los intermediarios que se inmiscuían en sus operaciones. Otra de sus aficiones era posar para el fotógrafo y conversar con sus nietos Teresa y Pedro, hijos de Eva la niña de sus ojos…
Se nos fue un amigo, un tertuliano, el más voceras de todos ellos, pero el más sensato, noble, tozudo, gran lector de prensa y buen conocedor del pueblo, con todas sus fincas, linderos, caminos, arboles etc. y sobre todo, conocedor de los vecinos. Descanse en Paz