POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
Mañana sábado se inicia el mes cuyo nombre deriva de Februarius en latín clásico y Febrarius en latín vulgar.
De Febrarius se transformó la palabra de acuerdo con la siguiente evolución fonética: Febrairo>Febreiro>Febrero>Hebrero.
La forma Hebrero, aunque la usaron algunos autores clásicos como Nebrija y Lope de Vega, no prosperó finalmente.
Februarius viene de februus,-a,-um, purificador, porque febrero era el mes de las purificaciones, fiestas que recibían el nombre de Februa.
En este mes se purificaba la ciudad de Roma aplacando a los muertos con sacrificios y ofrendas.
Estas fiestas de Februa se mezclaban con las Lupercalia -que lo eran de ritos de fecundación- y se celebraban el 15 de febrero bajo los auspicios y directrices de los sacerdotes lupercos, los cuales iban desnudos alrededor del monte Palatino provistos de correas -hechas con la piel de una cabra que acababan de inmolar-, con las cuales azotaban a las mujeres que encontraban o que iban al encuentro de éstos para hacerlas fecundas. Así se celebraba el culto a Fauno Luperco en su santuario situado en la ladera noreste del Palatino, en el mismo lugar en el que la tradición ubicaba la cueva en la que los hermanos gemelos Rómulo y Remo –supuestos fundadores de la ciudad de Roma siete siglos antes de Cristo- habían sido amamantados por una loba.
Februarius está registrado en la mayoría de las modernas lenguas europeas, así:
February, en inglés; février, en francés; febbraio, en italiano o februar, en alemán.