POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Olga Tokarczuk, Nobel de Literatura del año pasado, otorgado éste, confiesa que cuando viaja es feliz haciendo punto, pero que algunas líneas aéreas prohíben subir a bordo agujas y ganchillos. Poco más sé de ella. De Peter Handke, Nobel de este año, leí “La muyer manzorda” (Ed. Trabe), traducido al asturiano por Consuelo Vega; en una de sus páginas subrayé una frase que “la muyer” dirige a una Franziska: “Non. Nun quiero ser feliz, tolo más tar satisfecha. Dame mieu la felicidá. Abúltame que la cabeza nun diba ser p’aguantala”; de otro libro de Peter, “La tarde de un escritor”, subrayé, entre otras frases, que ese escritor al llegar a una ciudad siente “la necesidad de sentarse en un sitio público y de saberse un poco servido, tras haber estado solo en su habitación tantas horas”. De acuerdo con la muyer y con el escritor, más que la felicidad perseguimos la comodidad, estar felices un ratín, ajenos a nuestra desdicha.
Fuente; https://www.lne.es/