POR JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES)
En este palacio de los Chaves Orellana pernoctó el rey Felipe II en su viaje a Portugal. Llegó a Trujillo el rey el día 13 marzo de 1583, a las cuatro de la tarde, según reza el acta original que el escribano Bartolomé Díaz dejó en el Libro Capitular del Concejo que abarca los años 1576 a 1583.
Venía de posesionarse de aquel reino por muerte de su sobrino don Sebastián, en la triste derrota de Alcazarquivir. Entre las altas personas de su séquito estaba fray Diego de Chaves, su confesor. Anotamos este detalle porque sabida es la grande confianza que el rey tenía con este virtuoso y sabio dominico, natural de Trujillo perteneciente a una de las familias de más alta alcurnia, muy ligada por sus servicios a los Reyes, especialmente los abuelos de Felipe II. Dada esta intimidad y la vieja amistad de los Chaves con la corona real, es lógico suponer que fray Diego de Chaves procurase que el monarca se hospedara en la casa de uno de sus familiares y que halló Este accediese complacido. Esta casa fue la que hoy llamada de la Cadena, sita en la parte norte de la plaza y lindera por la derecha con los soportables altos, y la cual, por aquel entonces, hacía esquina a una calle, vuestra tierra, en el lugar donde está actualmente la casa morada de lo José Mateos Naranjo y que abocaba subiendo en la calle de los Ballesteros.
En el acta de llegada de Felipe II Trujillo y que Bartolomé Díaz levantó como escribano del concejo, y a la que antes se aludió, dice literalmente, entre otros detalles que por su larga extensión omitimos: “su majestad mostró gran contento y así fue toda la calle de la Encarnación y volvió la calle Nueva arriba por el Azoguejo, y por la calle de las carnicerías entró en la plaza y fue derecho a la Iglesia de San Martín y allí se abrió y fue recibido por el obispo de Plasencia, don Andrés de Noroña y por la clerecía, hizo oración, y volvió a subir a su cuatargo y fue llevado debajo del palio desde la puerta de la iglesia, y fue llevado al palacio casa de don Luis de Chaves junto a las casas del ayuntamiento donde posó”.
Si puede decirse que en un principio fue esta casa de Luis de Chaves, como atestigua Bartolomé Díaz, andando el tiempo perteneció a su Martín de Chaves, por disposición del padre de ambos, Juan de Chaves, él había edificado, al distribuir algunos mayorazgos entre estos dos hijos suyos. Más tarde la casa fuerte de la Cadena será de los sucesores de este mayorazgo y en él se entroncan los Orellanas por el matrimonio de Nuño García de Chaves, hijo de Martín de Chaves con Francisca de Orellana.
El escribano Bartolomé Díaz termina el acta en que consta la estancia del rey en esta casa, con las siguientes originales palabras: “se dio al rey un venado y un jabalí y 100 conejos y 100 perdices y mantequillas seis fuentes. Mandólo su majestad repartir a los monasterios. Dios se ha fray Diego de Chaves, confesor de su majestad, otro presente muy bueno. Lidiáronse esta tarde seis toros, y en otro día que fue domingo hubo juego de cañas. Violó su majestad por la ventana abierta y acabado el juego de cañas se partió de Trujillo. Salió en su cuatargo por la calle de la Sillería a la Herguijuela; salió con él la caballería a pares, también la salida como la entrada. Yo descargó su majestad que nos estaba más por la mucha prisa que llevaba para llegar la víspera de Nuestra Señora a San Lorenzo el Real”.