POR ANTONIO HERRERA CASADO, CRONISTA OFICIAL DE LA PROVINCIA DE GUADALAJARA
De nuevo ha llegado la Feria del Libro, o va a llegar, porque el Ayuntamiento nos la anuncia entre el jueves 11 y el domingo 14 de mayo, y en la Concordia, como ya es habitual, y con el aplauso de todos.
Se vuelven curiosos los árboles del paseo de la Concordia cuando ven que en su salón central empiezan a montarse las casetas de la Feria del Libro. Se preguntan qué nuevas hojas saldrán, a pesar de la escasez de lluvias. Aunque para en el entorno de San Isidro, mediado el mes que ahora empieza, los cielos suelen ser generosos y las lluvias no faltarán. El mes de mayo, de siempre, ha sido el más lluvioso del año, en nuestra tierra.
Guadalajara, puerta del libro
Aunque en Guadalajara se imprimieron libros desde poco después que Gutenberg ideara sus sistema, la constancia fidedigna, y concreta de haber sido impreso un libro en nuestra ciudad es de 1564, cuando el propio duque del Infantado, el cuarto de la lista, don Iñigo López de Mendoza, mandó venir de Alcalá a dos famosos impresores, técnicos reputados en sus días como perfectos conocedores de los tórculos, para que en las salas bajas de su palacio montaran el sistema necesario de prensas, tipos y papelería con que poder dar vida a su creación literaria, la única hoy por hoy conocida: el “Memorial de Cosas Notables”, un polimorfo sucederse de anécdotas clásicas, paralelas vidas y decires de sabios antiguos. Pedro de Robles y Francisco de Cormellas dedicaron su esfuerzo y su paciencia a dar vida a este que podemos decir es el primer libro impreso en nuestra ciudad, allá por las mediadas calendas del siglo XVI. ¿Y el último? Ni me atrevo a escribir su título, porque estoy seguro que cuando estas líneas aparezcan en “Nueva Alcarria” ya habrá otro más nuevo entre las manos de los lectores alcarreños. A tal velocidad se escribe hoy, se publica y se comenta lo que sale, que no pasa una semana sin que contemos los lectores alcarreños con alguna publicación novedosa que trate de Guadalajara, que esté firmada por algún autor alcarreño, se haya hecho una presentación en la Sala Tragaluz o en la Sala de Actos Múltiples de Diputación…
Basta pararse un momento, y echar las cuentas de lo que se publica en Guadalajara, comparando número de libros aquí surgidos con población total de la provincia, para darse cuenta que estamos a la cabeza de todas las demarcaciones españolas. Con tiradas reducidas, no mucho menores que en otras partes, pero con abundancia de temas, con variedad alentadora de propuestas: surgen los libros de historia (porque Guadalajara la tiene tanta, tan interesante y densa); de arte, recogiendo siluetas de su patrimonio abundante; de poesía, en efusión generosa de sus poetas y poetisas, que tan bien se afanan en entregarnos sus ideas y sus palabras bien medidas; de teatro incluso, con la recogida de textos de autores antiguos y de ganadores modernos en los concursos municipales. Cualquier alcarreño que se lo proponga tiene decenas de ofertas en las que encontrar la huella de su tierra, de sus antecesores, o de sus contemporáneos amigos, en libros de variado pelaje y vestimenta. Todo es proponerse encontrarlos, y recibir el favor de su compañía.
Un libro de Bernal sobre Valverde
En estos días de celebración libresca viene a aparecer un libro que quiere ser homenaje a un fotógrafo de la tierra, y una explosión de ofrecimientos de color sobre algo que la provincia tiene como metido en su corazón. Me refiero al “Libro Fotográfico de Valverde de los Arroyos” que con la obra casi al completo del fotógrafo Santiago Bernal Gutiérrez, se presentó ayer por la tarde en Diputación, con la presencia de los hijos del autor, recopiladores de la obra ingente de Bernal, quien en sus últimos deseos alentó el de poder hacer realidad esta obra, recopilación gráfica de Valverde.
Ha quedado perfecto el libro, grande, llamativo, y con doscientas fotografías que compendian la visión del autor en torno a los diversos horizontes que ofrece la villa serrana. Tras unas palabras del presidente de la Diputación, a cuyo mecenazgo cultural se debe la obra, don José Luis Vega, y del alcalde del municipio, José Luis Bermejo, aparece un memorable prólogo escrito por Jesús Orea, y unos textos amplios, documentados, sabios, del cronista oficial de Valverde de los Arroyos, el doctor José María Alonso Gordo, quien va desgranando con precisión, elegancia y hondos conocimientos, todos los aspectos que hacen relevante a esta localidad serrana.
El libro va dividido en cinco grandes capítulos, que abarcan temas específicos, aunque el más amplio es, sin duda, el relativo a la Fiesta de la Octava del Corpus, sus ritos, danzantes y aspectos gráficos. Los otros temas son El lugar, las gentes, la naturaleza, y la tradición. Un Epílogo escrito por el hijo del protagonista, Maro Bernal Cacho, da cabida a curiosos escritos del fotógrafo, y los testimonios del homenaje que Valverde siempre le tributó, porque todos allí saben que buena parte de su fama y prestigio como uno de los pueblos más bonitos de España se lo deben al artista que inmortalizó sus horizontes.
Este libro, del que habrá ejemplares en la Feria del Libro, se presentará más adelante, la víspera de la Fiesta de la Octava del Corpus (sábado 17 de junio) en Valverde. Y aunque ese día será el de la constitución de los Ayuntamientos tras las elecciones próximas, cientos de gentes irán a la alta villa, a entregarse a las emociones e paisajes y ritos tan antiguos.
Lecturas de Patrimonio
Saco estos días también, a pasear y a intentar que se quede en las bibliotecas de algunos, un libro en el que he puesto mucho trabajo durante mucho tiempo. Es un acúmulo de trabajos previamente publicados, y algunos otros nuevos. Se titula “Lecturas de Patrimonio (Provincia de Guadalajara)” y quizás a algunos de mis lectores les suene el título de los que en estas mismas páginas han ido asomando en meses y años pasados.
He pretendido con él hacer un poco la antología de mi obra relativa al estudio y la defensa del patrimonio de nuestra tierra, y sé que la editorial Aache que lo ha promovido ha puesto lo mejor de sus capacidades técnicas para sacar un libro consistente y al parecer hermoso. Quizás sea el último libro que escribo. En todo caso, sí es el último que he publicado.
La historia de don Mariano Moreno
También se cuela entre las novedades, lo último que ha escrito Ángel Taravillo, esta vez relativo a un familiar suyo, sacerdote por más señas, pero con una biografía abultada y nutrida, emocionante además. Como todas las biografías que atravesaron la Guerra Civil española, o fueron atravesadas por ella. Esta biografía novelada que el autor alcarreño titula “Mariano, el buen pastor”, estará también en los stands de la Feria del Libro, y su autor firmando podrá ser visto en distintas ocasiones. Las que sus lectores, que son numerosos, podrán charlar con él, y arrancarle algún otro secreto más de la vida de ese personaje al que algunos aún recuerdan dinámico y optimista, trabajador y mítico, salido de un antiguo mundo del que solo quedan sombras, y mal definidas.
En la ronda de presentaciones de esta Feria, en la que se no va a parar ni un minuto en dar a conocer obras, autores y propuestas, me colaré con un libro que he sacado hace muy poco, y que quiero enseñar y explicar a mis lectores. De viva voz, con imágenes en directo, con firma de ejemplares, y con esa modesta confraternidad que se establece entre el autor y su [más o menos] docena de lectores. Que ahora son más ellas que ellos. Así saldrá a respirar sus páginas mi penúltima obra “Escudos y blasones de la provincia de Guadalajara”, con cientos de ejemplos sistematizados de las insignias talladas o pintadas que por nuestra tierra quedan parlantes de un tiempo remoto, el de las armerías, las piedras labradas y los cuarteles de plata y oro.
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