POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
La Asociación de Jubilados de Moral de Sayago, cuya junta directiva preside José Domingo Tejado Porras, celebró su fiesta con esa emoción que brota espontánea cuando los años se acumulan y se cuentan sumando siglos.
Para entender la filosofía del sayagués hay que llegar a calar muy hondo en esa geografía del Sayago, duro como el granito, firme y seguro cuando se decide y atento y dispuesto cuando la ocasión llama para seguir luchando y alcanzar la meta propuesta. Su constancia es todo un ejemplo y es fruto de ese determinismo geográfico que los geógrafos alemanes describieron con tanto rigor y precisión, cuando dicen: «el hombres es y lo condiciona la geografía en la que vive». Los ricos valores de esa geografía sayaguesa están marcados a fuego en el espíritu, genio y virtudes de sus hijos.
Su centro social es un ejemplo digno de conocerse: menú excelente y cuidado y en la tarde el Ayuntamiento fue el lugar de expansión recordando el cronista algunos detalles muy lejanos, cierto, pero que nos dicen muy claramente cómo este Moral de Sayago está asentado sobre pilares históricos muy a tener en cuenta.
La breve charla comenzó con el recuerdo de Tomás María Garnacho, que recorriendo Sayago allá por el año 1859 se encuentra en una cortina de este Moral veintisiete estelas funerarias romanas, lo que nos sitúa en aquella lejana épica en la importancia del asentamiento que con otras referencias nos hablan de la explotación del hierro y la casiterita. Estos documentos arqueológicos no se recogieron y fueron utilizados en la construcción, como es fácil comprobar hoy. De las veintisiete citadas por Garnacho, cuando en 1907 don Manuel Gómez Moreno en su recorrido por toda la provincia para su Catálogo Monumental de la provincia de Zamora que se editaría en 1927, cuando visitó Moral solo pudo encontrar dieciséis estelas.
Otro valor destacado de Moral es la relación entre pueblo y río, a pesar del enorme desnivel con las aguas del Duero de unos centenares de metros, dos aceñas y un batán son el mejor testimonio de esa relación. Por ese lugar se llega a establecer una vía de comunicación con la otra margen, tierras de Aliste a base del barco, y la casa del barquero y los restos de un camino de época romana, nos señala la antigüedad de esa relación, siendo el trigo, el centeno y la algarroba los productos principales. En este entorno hay algunos nombres que nos confirman estas relaciones de orilla a orilla.
Otro dato muy importante citado: el batán, que justifica el valor y la gran importancia de la lana de una ganadería verdaderamente excepcional, según nos cuentan las citas de las publicaciones, destacando de manera notable en ambas orillas del Duero.
En el censo de 1591, finales del reinado de Felipe II, Moral contaba con 111 pecheros y un clérigo. Los pecheros eran los únicos que pagaban impuestos, hidalgos, religiosos y clérigos estaban exentos. Tierras que pertenecieron a la iglesia hasta la Desamortización. Moral tiene en su término un testimonio -la dehesa de Requejo- de este acontecimiento durante el cual los bienes de la Iglesia pasaron en su inmensa mayoría a manos de la nobleza.
Moral despedía la tarde otoñal con ese afecto y esa sencillez que le caracteriza y la asociación sigue su rumbo habitual, despidiendo a los forasteros su presidente con un hasta pronto.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/