La mascarilla obligatoria, la distancia de seguridad, los aforos reducidos y el lavado de manos con gel hidroalcohólico fueron algunos de los nuevos compañeros de baile a los que nadie invitó en estas atípicas Ferias y Fiestas de San Pedro 2021. Así, las medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias fueron el “cabeza de cartel” de la programación festiva.
El recinto ferial Ifeza, reconvertido por aquellas fechas –igual que en la actualidad– en vacunódromo, volvió a ser por segundo año consecutivo el lugar elegido para la celebración del Mercado del Ajo. Ante la imposibilidad de guardar las debidas distancias entre puestos en la avenida de las Tres Cruces, la Fundación Científica Caja Rural de Zamora decidió “descentralizar” el popular evento trasladándolo al amplio aparcamiento de la Aldehuela durante el primer fin de semana de julio. Allí, un centenar de agricultores de la provincia pudo dar salida a 300.000 kilos de ajos de excelente calidad.
La M.O.D.A., Arde Bogotá, La Habitación Roja y el grupo zamorano El Lado Oscuro de la Broca se subieron al escenario gracias a la primera edición del festival ADN celebrado en el auditorio municipal Ruta de la Plata. Por allí también pasaron SFDK, ZOO, Los Chikos del Maíz, Rozalén y M-Clan y el público tuvo que conformarse con disfrutar de sus actuaciones desde el asiento, sin poder saltar ni bailar, igual que los celebrados en la plaza de la Catedral, como el festival de los ochenta; o en las aceñas de Cabañales, como el Mubaza Fest. El concierto de India Martínez tuvo que ser aplazado por el positivo en COVID de la cantante cordobesa y los gigantes y cabezudos de Capitonis Durii se tuvieron que conformar con una exposición a modo de “pasacalles estático” en lugar de su lucido desfile por las calles del centro.
Entre las ausencias más destacadas, el bullicio y el colorido de las peñas, las casetas de la feria de día, las charangas, la hoguera de la noche de San Juan, las orquestas, las macrodiscotecas móviles y los fuegos artificiales, es decir, todas las citas más multitudinarias que podían que podrían haber contribuido a la propagación del virus.
Habrá que esperar al menos seis meses para hacerse de nuevo con las llaves de la ciudad y, ojalá, celebrar las fiestas con la anhelada normalidad.