POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)

Con la entrada de Septiembre terminó el denominado Verano Meteorológico (es decir, los dos meses plenamente del estío: Julio y Agosto). Que en esta ocasión sí fue fiel al adagio: “Julio y Agosto, cada uno como el otro” (al contrario que el año pasado, que al julio más caluroso conocido siguió un agosto “normal”).

Decíamos que fue el más ardiente porque superó en 2’2º a la temperatura habitual en ese período: 29’4º, por 27’2º que es la media usual; aventajando a los más tórridos que hasta ahora teníamos registrados desde que instalamos la Estación Meteorológica (1977): 29’2º en 2010, 28’9º en 1990, 28’8º el año pasado y 28’7º en 1998.

Y que ha sido el más dilatado porque, si le añadimos los últimos diez días de Junio y la primera semana de Septiembre (que también forman parte del verano astronómico), observamos que el verano meteorológico se prolongó 17 días más de los estipulado, ya que en este caso la temperatura media asciende más aún: una décima, hasta los 29’5º; porque ese anexo fue más caluroso todavía: sobre todo en estos cuatro últimos días de Septiembre, máxime el martes día 6, cuando el mercurio ascendió hasta los 42’5º marcando la temperatura máxima absoluta del año (y la segunda de la serie histórica de este mes, por detrás de los 43º del 8-IX-1988).

Como es natural, faltan aún dos semanas para que se complete el verano astronómico. Y, aunque todo parece indicar que las temperaturas regresan a sus valores frecuentes en estas fechas, los elevadísimos valores acumulados incidirán en que la media del mismo también bata récord, como el meteorológico, en cuanto al mercurio se refiere.

Analizando de nuevo lo sucedido en estos 79 días pasados, lo más llamativo es que no se han destacado por la abundancia de sus valores extremos, ya que sólo en cuatro ocasiones la temperatura máxima superó la barrera de los 40º: los citados 42’5º del pasado día 6, 41’3º el 26 de Julio, 41’2º el 5 de septiembre y 40’4º ayer día 7.

Hay que buscar la explicación en la continuidad de las altas temperaturas diarias debido a la persistencia de la presencia de potentes masas de aire africano muy cálido, dando lugar a una prolongada y asemejada “ola de calor”: desde el 21 de Junio, en esos señalados 79 días sólo hubo siete con temperatura media inferior a la normal de esta época del año, y muy espaciados entre sí. Debido a ello, la temperatura media de las máximas se elevó hasta los 37’1º, alcanzando la media de las mínimas los 21’9º (al amanecer porque, si nos fijamos en las primeras horas nocturnas, fueron infernales, dificultando el sueño y el descanso con medios naturales).

Para incrementar la evaporación (la segunda más alta que conocemos), los casi constantes vientos “solanos” complicaron más aún la situación, resecando los campos hasta valores extremos y favoreciendo los incendios (intencionados o fortuitos, como el que hubo en los Cerros el 18 de agosto).

Pero, como ya hemos insinuado, todo tiene su fin y las anomalías referidas ya son historia (con sus lógicas secuelas); dando paso a la antesala del otoño, que pronto llegará, como bien nos refleja el sabio refranero español: “Por la Virgen melonera (día 8), veranos fuera”…