POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Tenía que ver “Mula” porque pudiera ser la última de Clint Eastwood. Hay cosas mejorables en la película, personajes mal justificados, que sobran, pero es tan bueno y atinado lo demás y llevamos una temporada de cine tan mediocre que a este polifacético de San Francisco todo le perdono. A Earl Stone (Eastwood), un viejo que amorosamente cultiva flores de un día, empresa en quiebra, le ofrecen trabajar de mula, o sea, de camello, de traficante de drogas, acepta guapamente y enseguida entra en beneficios. Un clásico de tiempos modernos; sutil, elegante, con humor aun tratándose de fracasos vitales, sin grandilocuencias, con mensajes profundos y críticos pero sin caer en moralinas, y buen blues-country de un tal Arturo Sandoval. Le dice a Earl su ex: “No tenías que hacerte rico para que quisiéramos tenerte más cerca”. Y no os cuento el magnífico final, para un negocio de flores de un día.
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