ARTÍCULO QUE CITA A FRANCISCO JAVIER GARCÍA CARRERO, CRONISTA OFICIAL DE ARROYO DE LA LUZ (CÁCERES).
El pasado martes, día 8 de junio, teniendo como escenario la Feria del Libro de Cáceres, fue presentada, por el diputado de Cultura, Fernando Grande, y por el director de la Revista Alcántara, el historiador Fernando Ayala Vicente, el número 91 de la citada publicación, que es editada por la Diputación Provincial de Cáceres.
En este recientemente presentado último número, el historiador y cronista de Arroyo de la Luz, Francisco Javier García Carrero, ha colaborado con uno de sus últimos trabajos historiográficos, relacionado con la represión que sufrieron las mujeres republicanas a lo largo de la dictadura franquista, titulado ‘Pagar por las «culpas» del otro, la violencia hacia la mujer republicana. El caso de Camen Rebolledo López’.
Tal y como señala el historiador arroyano en el resumen de su trabajo, «el final de la Guerra Civil española en abril de 1939 no trajo la paz para la mayor parte de nuestros compatriotas. Para los perdedores de aquella contienda y, lo que fue más grave, para su familia, que en muchos casos no había participado ni siquiera del juego político democrático de la República, padecieron una auténtica ‘violencia vengadora’. Un proceso depurativo que trató de llegar hasta la ‘raíz’ más profunda de todos aquellos que habían osado poner en cuestión el tradicional y secular orden de la sociedad española. Fue en este contexto cuando un número importante de mujeres españolas tuvieron que pagar por las supuestas ‘culpas’ republicanas de sus padres, hermanos o maridos. Este fue el caso de la esposa del último alcalde de la corporación socialista del entonces Arroyo del Puerco (Medardo Cervera Romáriz), Carmen Rebolledo López.
Esta mujer, además de sufrir la ausencia de su esposo, ya que fue fusilado después de un irregular consejo de guerra a finales de 1936, fue desposeída de todos sus bienes en aplicación de la Ley de Responsabilidades Políticas (una casa en la calle Francisco Pizarro y un taller de carruajes que tenía la familia en la calle La Parra). Quedando, por consiguiente, tanto ella como su único hijo, Timoteo Modesto, en la indigencia más absoluta. No sirvió de nada la petición de súplica que Carmen realizó para que no le embargaran sus propiedades«.