FRAY MATEO JUMILLA: APÓSTOL DE CAXAMALCA
Jun 02 2021

POR ANTONIO VERDÚ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE JUMILLA (MURCIA).

FRAY JUMILLA

Fray Mateo Guardiola López, el Hermano Jumilla, hijo del Capitán D. Mateo Guardiola y Aragón y de su esposa Dª Benita López de Ayala, hermano del Bachiller Jumilla, por lo tanto nacido en la Fortaleza del Castillo, del cual era Alcayde su padre. 

Un día, como suele suceder al que busca, tuve la fortuna de conocer un libro que me dejó el Padre Franciscano Antonio García –morador en el Convento Franciscano de Santa Ana del Monte de Jumilla (Murcia. España) impreso en Washington, D. C. en el año 1967 por la Academy of American Franciscan History, por Fray Diego de Cordova Salinas titulado “CRÓNICA FRANCISCANA DE LAS PROVINCIAS DEL PERÚ”, New edición by Lino G. Canedo, O. F. M. cuya primera edición se efectuó en Lima en el año 1651.

Al abrir el libro viene un dibujo con unas columnas jónicas y a su alrededor las caras de los doce apóstoles que empezaron la conquista religiosa de tan vasto imperio. Pues bien, el segundo por la izquierda, si empezamos a contar por abajo dice lo siguiente: «Fray Mateo Xumilla, apóstol de Caxamalca».

Entre otras cosas tomé algunas notas que destacan la labor evangelizadora de nuestro paisano en Peru, y podemos leer: 

«Por el contrario, Fray Mateo de Jumilla formó parte de una expedición enviada en 1545–46… Claro está que estos frailes pudieron haber estado ya antes en el Perú y no ser citados sus primeros víajes; … »

“…Y porque esta obra se atribuyese toda a Dios, escogió su Providencia que uno de los principales y primeros evangelizantes del Reino de Cristo en aquella dilatada provincia fuese un fraile lego, simple y sin letras, de nuestra Seráfica Religión, llamado Fr. Mateo de Jumilla, que descalzo y a pie, discurriendo incansablemente de unos pueblos en otros..”

El venerable Fray Mateo de Jumilla, religioso lego de la Orden de nuestro Padre San Francisco, hijo de la Santa Provincia de Murcia, en los Reinos de España, y natural de Jumilla, en la Mancha. Uno de los doce primeros deste colegio apostólico, y de los más señalados en santidad, que gozó aquel siglo de oro de la primitiva Iglesia del Perú. 

De sus excelentes virtudes en que resplandeció y grandes maravillas, que obró, se pudiera escribir un gran volumen, si en ello se hubiera puesto algún cuidado; lo que dijere he sacado de dos informaciones jurídicas, que están en mi poder, y de una relación muy antigua, que con otros papeles guarda el archivo del Convento de San Antonio de Cajamarca.

Su misión, predicar en esta gran provincia de Cajamarca. Formada por más de 100 leguas con más de 500 pueblos. Visitaba la provincia acompañado de 50 muchachos, enarbolando una cruz alta y una bandera pequeña.

Iba a pie descalzo, sin subirse jamás a un caballo.

No cesaba de predicar. Lloraba por los que habían muerto sin haber sido bautizados.

Cuando más fatigado y cansado iba, se animaba cantando el Padrenuestro. 

Cuando descansaba, ponía una piedra por cabecera, porque jamás llevó cama.

A los indios que estaban enfermos, les llevaba en la manga algunos regalos de comida, sin que jamás le faltase qué dar, porque tenía fama, de que Dios se lo aumentaba milagrosamente. Si el enfermo le pedía membrillo, granada, manzana, naranja, se metía la mano en la manga, y sacaba de ella lo que pedía el enfermo, sin que tal cosa llevase.

El Padre Provincial Fray Buenaventura de Fuentes, en su declaración jurídica dice: que como fuese muy público que Dios aumentaba milagrosamente en la manga del Padre Jumilla los regalos de comida que guardaba para los enfermos, sin llevar la más veces lo que el enfermo le pedía, hizo prueba de esta verdad el Padre Fray Marcos Jofré o Jofre, varón prudentísimo, el cual, estando visitando un indio enfermo muy desganado, le dijo: cuando vieres al Padre Jumilla, pídele que te busque una granada, que es fruta fresca, que los españoles la comemos cuando estamos desganados, y a ti te abrirá el apetito de comer. El enfermo llamó luego al Padre Jumilla y le dijo como supo y pudo (porque en su vida había visto una granada): santo Padre, dame por amor de Dios una granada. Levantó los ojos al cielo el bendito Fraile y dijo: Dios te consuele hijo mío, Entró la mano en la manga y sacó de ella una granada hermosísima tan fresca como si la acabara de coger del árbol, fruta que en aquellas ciento y cincuenta leguas no la había. 

El demonio intentó matarlo varias veces: Una vez lo arrojó desde el campanario del Convento de Chachapoyas… no recibio daño alguno

Después se despeñó por una cuesta muy peligrosa, y dándlo por muerto, le hallaron bueno y sano.

Las cosas perdidas a los indios, las encontraba delante de ellos rezando un Padrenuestro.

De las declaraciones de muchos testigos jurados en dos informaciones, unos de vista y otros de pública voz y fama, consta que con sólo tocar con sus manos el Padre Jumilla, su oración y la señal de la cruz, hacía innumerables maravillas, sanando a muchos de varias y diversas dolencias y enfermedades.

Al final, les dijo que en tres días se moriría.

 Todo sucedió como dijo, porque otro día hizo cama, recibió los sacramentos y el siguiente día murió, que fue el término que señaló. Levantó la mano, y haciendo la señal de la cruz en su venerable rostro, boca y ojos, aquella bienaventurada alma, con milagrosa paz y suavidad de espíritu, pasó a gozarle eternamente, a las nueve horas de la noche del 29 de enero del año de 1578, en el Convento de Santa Clara de la Ciudad de Chachapoyas. 

Fue innumerable la multitud, así de españoles como de indios que acudieron a besarle las manos y los pies, llevando por preciosas reliquias a pedazos el hábito, que fue necesario vestirle otro, y con la misma veneración y aprecio estiman y guardan sus cuentas y cilicios.

No es posible decir el sentimiento de los indios, viéndose huérfanos y sin el amparo de su buen Padre, que los había criado, defendido y amado. Pasó el día en estas tristes lamentaciones, y la sepultura ocultó el cuerpo, pero no su memoria, que la hay muy grande en toda aquella tierra, llamando sus naturales a los religiosos legos de nuestra Seráfica Orden «Santos Padres», en memoria y reverencia de su bendito Padre y Apóstol Fray Mateo de Jumilla, y su sepultura ha sido visitada y venerada como de santo…. 

Espero que este recuerdo de nuestro paisano nos sirva de ejemplo para el engrandecimiento de nuestra historia pasada y orgullo de nuestro pueblo.

FUENTE: CRONISTA

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