POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)

Abomino de la democracia que todo lo vota y celebro que los vecinos de Olivares no bauticen sus calles con nombres de futbolistas y hayan optado por los topónimos que los distinguen, aunque los apellidos de muchos futbolistas sean también topónimos. A Olivares le queda más cerca la naturaleza y la ería que el Tartiere, por mucho que los olivos vengan de Asia Menor. Gloria a La Campa, El Campo (no el Estadio), El Pradín, La Cuesta y el Monticu; gloria a La Vallina (valle y, a veces, empalizada), El Pipón (depósito de agua), La Reguera, El Centenal (terreno dedicado a la producción de centeno); gloria a La Torre, a Casa Manín, a Casa La Morena, a La Quintana, y aúpa por La Frialdad, encima de la Fuente de la Plata y del arroyo Maxuca, vaguada donde la niebla se demora; no es la nube, la cloud computing mal asimilada, es neblina, que trae verde y trae harina.

Fuente: http://www.lne.es/