POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Nos esperan días de lluvia, de fríos, de nieves y de algún que otro «respiro de sol» porque, como decimos en Colunga, «nunca llovió que no abocanara».
Fríos que nos vienen de no se sabe dónde -dicen que del Ártico- pero que cuando llegan ¡vaya si asientan sus posaderas en nuestra región!
Esto de los fríos polares árticos tiene su gracia y fue causa de disparates muy simpáticos.
Les cuento algunos.
Don José Zorrilla (1817-1893), autor del célebre «Don Juan Tenorio», veraneó algunos años en Vidiago (Llanes) invitado por un amigo suyo llanisco. Allí escribió varios poemas a los «bufones» de la zona y una obra en verso, «El cantar del romero» (1882) inspirada en un romance popular que le recitara una jovencita del lugar.
En cierta ocasión un empresario teatral le encargó una obra exigiéndole un tema histórico, ausencia de personajes femeninos y un plazo de entrega de ¡¡ tres días!!
Así surgió «El puñal del godo», escrito en ¡¡24 horas !! en el año 1842. En el primer acto, casi nada más alzar el telón, un ermitaño de nombre Romano declama así:
«¡Qué tormenta nos amaga!
¡Qué noche, válgame el cielo!
Y esta lumbre se me apaga…
¡Si está LLOVIZNANDO HIELO!»
Como verán, esto de «lloviznar hielo» no deja de ser extraño.
Tan extraño como aquella oda que el marqués de Molins, don Mariano Roca de Togores dedicó a don Marcelino Aragón, conde-duque de Luna, publicado en 1881:
«Fue , Marcelio, ese dios que atormentamos
quien con su voz tan solo
creó cuanto miramos
desde el Oriente al ABRASADO POLO»
El Polo Norte, paradigma de los hielos, pues eso: calentito, calentito.
Pues nada, aquí nos estamos «abrasando» con los fríos polares y soportando la «llovizna de hielo» que nos regala la invernía.
Y entre chaparrón y chaparrón esos rayos de sol que, al dispersarse en las finas gotas de lluvia, nos sorprenden con espectaculares «arcos iris».
Para celebrarlo haremos una TORTILLA AL ARCO IRIS (es decir, al «idem»).
Muy fácil:
Cuajen tortillas de patata, muy delgadas, coloreándolas con algún producto de marcado color (remolacha, espinacas, zanahorias, azafrán…).
Colóquenlas unas sobre otras siguiendo el orden de colores del arco iris: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Bañen la parte superior con una fina capa de mayonesa.
Sorprenderán a familiares y amigos.