POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Como decíamos ayer Hölderlin y yo, antes de votar, queríamos que cambiase todo a fondo, que de las raíces de la humanidad, o de la hispanidad, surgiese un nuevo mundo donde se cumplieran nuestros deseos y los deseos de los españoles de bien: que España funcione. ¡Ea!, se celebró el plebiscito y aunque revela un panorama incierto y parece aún más compleja la ecuación de la primavera, advertimos que de las raíces de la patria surge un nuevo mundo, o surge una nueva figura, como si al frotar las urnas convocásemos al genio barbudo de las mil y una noches para hacer realidad nuestros sueños. Ego Sánchez, halagado por Tezanos, quiso retorcer sus papeletas, exprimir la magaya, con el fin de dictar monólogos y dormir sin roncones, frotó una vez más la lámpara maravillosa de las urnas y hete aquí el nuevo mundo, o el viejo. En fin, Pedro, frótala otra vez.
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