POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Pablo Podemos bromeó con sus ganas de flagelar a Mariló Montero hasta hacerla sangrar. ¿Quién es Mariló?, me pregunté para valorar el asunto en toda su dimensión. Que Pablo, por ser quien es, fantasee con blandir un látigo y provocar una hemorragia a una persona, sería información bastante sin necesidad de conocer a Mariló, puesto que el látigo ha caído en desuso. También decayó el humor, según las declaraciones de Mariló: “Ninguna mujer en este país puede sentirse protegida por un político que se ha autocalificado de perverso y psicópata”. No indago más, no me interesa la tipa; discrimina a los países, a los hombres y a los enfermos. Además, ¿no es la perversión humana una amenaza para cualquier sociedad, sin importar lugar, persona, género e incluso raza? Pienso si permitiría ella azotar a un pastor alemán, que no es mujer, no es persona ni ladra español.
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