POR MARIA TERESA MURCIA CANO, CRONISTA OFICIAL DE FRAILES (JAÉN)
Hace tiempo que quería escribir de la que fue mi primera maestra en Frailes y conforme ha ido pasando el tiempo, he comprendido como aquella mujer tuvo la valentía de enfrentarse una sociedad que no comprendía que por amor se hacen cosas incomprensibles.
El 11 de octubre de 1913 se presenta en el registro civil Benjamín Serrano Cuenca, de profesión comerciante, y 24 años de edad, al objeto de inscribir a una niña que acababa de nacer en Frailes fruto de su matrimonio con Mercedes Alba Moya. La pareja vivía en la calle Iglesia, hoy Rafael Abril. Por su inscripción en el registro sabemos que eran sus abuelos paternos, Manuel Serrano López y Natividad Cuenca Gómez, por la línea materna: Florencio Alba Escribano y de Gabriela Moya Garrido.
Gabriela junto con su hermana Manuel y sus padres, se van a vivir a la Plaza Rector Mudarra En donde su padre instala el comercio. Se marcha a estudiar a Granada en el Colegio de la Presentación, y en 1929 inicia los estudios de Magisterio en la Escuela Normal de Maestras de Granada. Sus notas más brillantes las obtiene en Aritmética y Geometría, Dibujo, Álgebra, Física y Francés. En julio de 1933 hizo el depósito para la obtención del título de maestra. Gabriela Serrano Moya vuelve a Frailes y pone escuela en su casa, solo para niñas. Se le recuerda como una buenísima maestra y mejor transmisora de conocimientos.
Llegó la Guerra Civil y en Frailes se instalaron los milicianos de Pancho Villa. Con la Columna de José Poblador Colás venía un miliciano Pablo Montoya Navarro, que enamoró locamente a Gabriela. Ella lo siguió en su periplo militar y al terminar la guerra se casan en la cárcel de Jaén donde el miliciano se encontraba preso. Era necesario este enlace para que ella pudiera presentarse a oposiciones. Luego llegaran los años negros en Barcelona con su flamante esposo. Gabriela aprueba el concurso y se vuelve a su pueblo, donde sufrirá una grave enfermedad que marcará su estado mental.
Fue maestra en La Ribera y Mures para terminar en Frailes su vida laboral. Vivió algunos años en esta localidad compartiendo casa y después se marchó a Granada en busca del calor familiar de sus sobrinos y murió en los años 80 del siglo XX en la capital granadina.
Gabriela y su madre Merceditas vivian en su casa en la Plaza Rector Mudarra, en otro tiempo era el centro neurálgico de la villa. No era este su nombre original, sino el de Plaza San Miguel, pero por haber nacido en ese lugar uno de los hijos más ilustres de Frailes en la década de los noventa del siglo XIX se le cambia la denominación. Más que una plaza como tal se trata de un ensanche que cuando el terreno es áspero y montañoso es difícil encontrar plazas amplias como tales. En ella estuvo ubicado el mercado semanal de los vendedores ambulantes que llegaban hasta Frailes, es de ahí la expresión Hacer la plaza, exponer los productos, mayoritariamente comestibles, para su venta a la población.
Desde allí Gabriela se dirigía a la Escuela en la calle Huertos y luego en la calle Tejar. La recuerdo con cariño y admiración.