POR JOSÉ CATALUÑA ALBERT. CRONISTA OFICIAL DE ALGAR DE PALANCIA (VALENCIA)
Cuando éramos jóvenes y oíamos decir a la recordada y reconocida cronista oficial de Algar de Palancia, AMÈLIA COMBA I COMBA (1907-1999), que allá por el siglo XVI, un mudéjar de Algar llamado «Garbau» encabezó la rebelión de los moriscos de la Sierra de Espadán y que, posiblemente, contaba nuestra cronista, algún día un labrador de Algar encontraría sus restos en alguna cueva de nuestros montes, todos pensábamos entonces que ello era más bien una leyenda y fruto de la fantasía.
Pero, pasados ya unos años, hemos vuelto a interesarnos por este personaje histórico, recurriendo a textos históricos y, de la mano de expertos, hemos podido constatar que, efectivamente, «Garbau» fue un personaje real y muy importante. Es decir, que Amèlia Comba i Comba tenía en gran parte razón.
Como consecuencia de la revuelta de las Germanías en el antiguo reino de Valencia, los agermanados, entendiendo que los mudéjares estuvieron en dicha contienda del lado de los nobles (más bien eran sus vasallos), aumentaron su odio y su sed de venganza contra los mismos.
Los menestrales obligaron a las minorías de mudéjares a su conversión forzosa al cristianismo y a su bautismo, bautismo que, en muchas ocasiones, se llevaba a cabo de una forma un tanto cruel y grotesca. Según el historiador GASPAR JUAN ESCOLANO, (1560-1619), autor de la obra «Décadas de la historia de Valencia«, que abarca hasta la expulsión de los moriscos del reino de Valencia (1609), el bautismo se hacía «con escobas y ramos mojados en una acequia«. Muchos mudéjares y sus familias tuvieron que emigrar a zonas más pobres y menos pobladas del interior como la Sierra de Espadán.
La Sierra de Espadán está constituida por una cadena de montañas que se extiende desde el pueblo de La Vilavella (comarca de La Plana Baixa – Castellón-), a seis km. del mar, hasta el pueblo de Pina de Montalgrao (comarca del Alto Palancia – Castellón -), limitando casi con la provincia de Teruel, estando bañada por los ríos Mijares, al norte, y por el Palancia, al sur. Sus cumbres más altas son La Rápita (1103 m.) y el Alto de la Pastora o Pico de Espadán (1099 m.).
Durante los meses de noviembre y diciembre del año 1525, las mezquitas ubicadas en la Sierra de Espadán fueron cerradas y sus habitantes obligados a convertirse al cristianismo, siendo convertido en esclavo aquel que se negara a ello y confiscados todos sus bienes, forzándole a llevar una media luna azul en el turbante.
Las comunidades islámicas valencianas, las «aljames«, y, sobre todo, los mudéjares más conscientes y comprometidos con sus creencias y su cultura, recibieron con desagrado la medida de su conversión forzosa al cristianismo y su bautismo.
Este fue uno de los principales motivos de su rebeldía y sublevación que, si bien comenzó al parecer en Benaguasil (municipio de la comarca del Camp de Túria – València -), se extendió posteriormente por toda la Sierra de Espadán, en la que se sublevaron miles de musulmanes llegados de las «aljames» próximas, especialmente de la muy poblada morería de la histórica ciudad de Segorbe (actual capital de la comarca del Alto Palancia).
Los rebeldes mudéjares de la Sierra de Espadán eligieron un caudillo, el cual, según nos dicen varios historiadores, fue proclamado rey y se quiso denominar «Selim-Almanzor«. Este personaje no fue otro que el mudéjar de Algar llamado «Garbau«, el «Garbau» de Amèlia Comba i Comba.
«Garbau» era un labrador de Algar, el cual tenía el oficio de «alamín«, es decir, era el juez de riegos de dicho pueblo. Según nos narra el historiador ESCOLANO, «Garbau«, «después de haberse subido a la Sierra de Espadán, los musulmanes se juntaron a nombrar rey y eligieron a Garbau, vecino de Algar, que se hizo llamar Celim-Almanzor». También sabemos que estaba casado y que tenía dos hijos.
Como anécdota o leyenda curiosa, quizá interese hacer una breve referencia a la llamada «Fuente de Almanzor«. Según nos cuenta JOSÉ A. PLANILLO, Selim-Almanzor se hallaba sumamente preocupado por la escasez de agua que acuciaba a la población musulmana de la Sierra de Espadán, sobre todo la que se había concentrado en la población de Almedíjar. Una esclava cristiana se dirigió a Selim-Almanzor ofreciéndole información sobre el lugar en que había agua a cambio de obtener su libertad, a lo que accedió el rey mudéjar. La esclava guió a los musulmanes, a través de un barranco, llegando a un paso estrecho donde se encontraba una fuente que, desde entonces, se conoce como «Barranco y fuente de Almanzor«. El rey concedió la libertad a la cautiva cristiana.
El 28 de marzo de 1526 tuvo lugar en estos parajes la denominada batalla de «miércoles santo» entre los mudéjares y las tropas cristianas del Duque de Segorbe, Alonso de Alagón. El Duque de Segorbe, pensando tal vez que los los musulmanes de la sierra no eran capaces de organizarse, los atacó con unos 4000 hombres en la Vall d’Almonacid, sufriendo 250 bajas y varios heridos, teniendo que dispersarse su infantería y retirarse, bastante desmoralizada, a la ciudad de Segorbe.
Este duro golpe no lo iban a permitir las autoridades cristianas. Entre el 18 y el 19 de septiembre de 1526, unos 7000 soldados procedentes de Valencia, Onda y Segorbe, además de 2500 lasquenetes alemanes, al servicio del rey Carlos I de España y V de Alemania, atacaron a los mudéjares de Selim-Almanzor, a los que derrotaron definitivamente en la batalla que se dio en un lugar situado entre la Fuente de la Rodana y la cumbre de Espadán.
Selim-Almanzor (Garbau) pudo huir con sus dos hijos intentando refugiarse en Segorbe, pero se metió en la «boca del lobo». Según el historiador PARDO MOLERO, los soldados del Duque de Segorbe lo descubrieron y lo hicieron prisionero. Por mandato del Duque de Segorbe, se celebró un juicio sumarísimo y Garbau fue condenado a muerte, siendo ajusticiado de forma terrible. El verdugo primero castigó a un capitán musulmán, al cual le cortó las manos y los pies y, seguidamente, troceó a Garbau y a sus hijos. Así lo confirma el «Libro de la Seo«: «El duque de Segorbe sentencia en su ciudad a Caravau (Garbau), alamín de Algar, que era el principal de la montaña, con dos hijos suyos, y (a) un otro capitán manda cortarle las manos y los pies, y manda hacer quartos a los otros«.
Este fue el triste final de aquel hijo de Algar, de aquel «antepasado» nuestro. Si tenemos en cuenta que los hechos ocurrieron durante los años 1525 y 1526 y que la invasión musulmana de la Península tuvo lugar en el año 711, hemos de pensar que Garbau formaba parte de una generación para la cual su única patria la constituían las tierras en que vivía i, en su caso, Algar y los pueblos y lugares aledaños, como era la propia Sierra de Espadán. Por ello, desde nuestra perspectiva histórica, podemos pensar que Garbau fue alguien que luchó en defensa de lo que él consideraba su propia patria.
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NOTA.- Este comentario se basa básicamente en las obras de los historiadores GASPAR ESCOLANO Y PARDO MOLERO.