EL LIBRO CUENTA CÓMO LA IGLESIA GESTIONÓ HERENCIAS QUE CONFORMARON LOS MUNICIPIOS DE LA COSTA DE LA VEGA BAJA DEL RÍO SEGURA
El artículo 747 del Código Civil aún establece cómo el alma, como sustancia espiritual e instrumental que es, no puede heredar bienes, pero sí beneficiarse de esos legados. Con esa premisa hace siglos que la Iglesia gestionó las herencias de varios miembros destacados de la sociedad de la Vega Baja, a través de las cuales se conformaron los pueblos que hoy conforman el territorio comarcal. ‘Herencias en beneficio del alma. El poder del clero y la ordenación del territorio en el secano litoral del Bajo Segura’ es el libro escrito al alimón por el catedrático de Geografía Humana y director de la Cátedra Loazes, Gregorio Canales, y la profesora de Latín y cronista oficial de Los Montesinos Remedios Muñoz. Se trata del resultado de años de investigación y cuenta cómo se ordenó el territorio en torno a la costa durante el siglo XVIII, espacios donde ahora se levantan poblaciones como Los Montesinos, San Miguel de Salinas o Pilar de la Horadada que hasta ese momento suponían un vacío demográfico auspiciado principalmente por la amenaza pirata que acechaba las costas.
Este volumen supone la segunda parte de una trilogía que Canales pretende culminar con el estudio del secano septentrional (La Matanza, La Murada, Barbarroja, algo de Benferri y de Albatera). El primer libro se dedicó al valle aluvial, la zona de huerta tradicional en una investigación realizada al lado del que considera su maestro, el rector honorario de la Universidad de Alicante Antonio Gil Olcina, al que ahora Canales ha decidido dedicar este trabajo «con respeto y admiración».
El libro se centra en la situación del siglo XVIII, cuando el centralismo borbónico hizo perder los fueros a los señores feudales y la Iglesia quedó como el gran señor. Tres almas de difuntos lo centran, la de Nicolás Tasca, que dio lugar a la creación de la parroquia de San Miguel en lo que ahora es San Miguel de Salinas; la de Masiana Sánchez que propició que se levantara Pilar de la Horadada y la de la Marquesa de Rafal, cuyas tierras quedaron en manos de los jesuitas que administraron las dos mil tahúllas que conformaban la finca denominada La Marquesa. Al contrario que los otros dos, este territorio tuvo peor suerte ya que la expulsión de la orden provocó la venta de los vienes a finales del siglo XVIII y la población no arraigó como en San Miguel de Salinas y Pilar de la Horadada, por lo que no hubo lugar a crear un núcleo.
El interés de los autores por culminar una investigación minuciosa ha supuesto que este libro vea la luz después de años de trabajo, y con el mismo mimo se ha tratado la impresión de este volumen. Gregorio Canales explica que las cuarenta ilustraciones con las que cuenta sirven por sí solas para seguir el contenido básico, aunque leyendo de manera pormenorizada sus seis capítulos se encuentran hasta 600 notas a pie de página que avalan el trabajo científico realizado.
La presentación tendrá lugar el martes por la tarde en La Lonja, y a la misma han confirmado su asistencia tanto el obispo de la Diócesis, de cuyo archivo se ha sacado la mayor parte de la documentación, como el rector honorario de la Universidad de Alicante y el alcalde en funciones.
Fuente: http://www.laverdad.es/ – Pilar M. Maciá