POR ANTONIO SANCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA)
Uno de los más reconocidos escultores de los finales del gótico en Aragón, Gil Morlanes, apodado El Viejo, para distinguirle de su hijo de igual nombre, también escultor, recibe en 1482 el encargo del concejo de Villarroya de la Sierra para la realización de un retablo con destino a la ermita de la Virgen de la Sierra.
Uno de los más reconocidos escultores de los finales del gótico en Aragón, Gil Morlanes, apodado El Viejo, para distinguirle de su hijo de igual nombre, también escultor, recibe en 1482 el encargo del concejo de Villarroya de la Sierra para la realización de un retablo con destino a la ermita de la Virgen de la Sierra.
Manuel Serrano Sanz, en la Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, de 1917, aporta relevantes datos que nos permiten hacernos una idea de este retablo, lamentablemente ya desaparecido en aquélla época. El propio Serrano, hablando de la colaboración de Morlanes en un retablo para La Seo zaragozana, afirma que mucho más importante es otra que hizo para Villarroya de la Sierra.
“En el año 1482, el concejo de Villarroya de la Sierra le encargaba un retablo para una antigua ermita que, por el sitio en que se halla, era y es aún denominada la Virgen de la Sierra.
Tal obra de arte, como las más de aquel tiempo, ha perecido, acaso más por la acción del hombre que por las injurias de los años. Las condiciones impuestas a Morlanes eran que en el bancal habría doce profetas de diversas edades {con vultos jóvenes, mediados e antigás) con vestiduras rozagantes {copiosos de mantos) puestos en sendos nichos, que separarían pilaretes, cada uno con su rótulo y todos manifestando en sus rostros devoción especial a Nuestra Señora {las caras respirantes a la Virgen) que estaría en medio de ellos con el cadáver de su divino Hijo, transida de dolor, con los improperios o instrumentos de la Pasión, y acompañada, no de San Juan Evangelista o de otro de los Apóstoles, sino del papa San Gregorio, revestido de misa, con un cáliz y el Corpus en la mano, e un capellán pequeño detrás del. Anacronismo que, con otros mil cometidos en el arte religioso, prueban cuan honda era la devoción para sobreponerse al hecho real y buscar tan solamente aquello que más pudiese mover a devoción y llenar el alma de santos pensamientos y de piedad acendrada.
Encima del bancal, que llevaría su forzoso ornato de pulseras, labraría Morlanes un regio sillón donde aparecería la antigua imagen de Nuestra Señora, a la que desde tiempo inmemorial se tributaba culto en aquella ermita; y ya que abajo estaba la Virgen en momentos de agonía arriba se ostentaría en medio de cuatro patriarcas de buen ayre arrodillados y cubiertos con un palio muy conplido.
A más de las figuras reseñadas, habría por todo el cuerpo del retablo ángeles, y todo él se cerraría con puertas en las que otro artista pintaría, por el lado de dentro,historias de la Virgen. Por último, los motivos ornamentales del retablo habían de ser follajes y enlazaduras, curiosa mezcla de elementos.”
Para saber más del escultor https://es.wikipedia.org/wiki/Gil_Morlanes_el_Viejo
El santuario de Virgen de la Sierra se encuentra a 13, 5 km de la localidad zaragozana de Villarroya de la Sierra, a unos 1500 metros de altitud. En él pernoctó Fernando el Católico cuando pasó a Castilla para casarse con la reina Isabel. La imagen titular, sobre una carrasca, haciendo referencia a su aparición, goza de una gran devoción entre todos los pueblos de la zona.