Y tan admirablemente como lo ha hecho Ana María Fernández Rivero, buceando durante muchas hojas de calendario sobre el mito y realidad de la pintora Gloria Merino. Grande en su mito, naturalmente. Pero infinitamente más gigantesca en su realidad. Tan indisolublemente unida a la Mancha que, sin haberla parido, supo enriquecerla de tan gigantesca manera: Regalándole sus colores y guiando sus trazos para hacerla ya inmortalmente suya.
Un tantálico esfuerzo, como dijera el poeta, que Gloria Merino ha querido devolver a la Mancha… Que devuelve cada día mientras tenga un hálito de vida. Tal vez algo tarde… Pero bien está lo que bien acaba. O no… Porque realmente ahora nace una nueva proyección de su obra, en este instante se produce una nueva metamorfosis. Es su Curriculum vitae más completo… su vida, sus empeños, sus personajes, sus amores… su tierra.
La obra de Gloria Merino, su particular visión del paisaje y el paisanaje manchego, prevalecerán. Como el de tantos instantes reflejados donde la lengua manchega no se escucha, pero se entiende a la perfección.
Gracias a las ideas organizadamente vertidas de las tres dimensiones, a un plano que las hace más gigantescas y hermosas… Tan sólo un pincel y unos colores sabiamente escogidos, y magistralmente sincronizados. Captada la idea y reflejado el momento… transmitido el concepto. De una desbordante e inequívoca personalidad. Las obras de Gloria Merino saben sólo a Gloria Merino, no pueden recordar ni referenciar a nadie más. Ni tampoco su autora puede reverenciar de otra forma a su tierra, como lo que es: suya. Captada con gran atención -y reflejada con una fina sensibilidad- bajo el barniz de un filtro que sólo los dioses (y las diosas como ella) son capaces de prestidigitar.
Tal vez el itinerante viaje de nuestra pintora por Roma, París o las américas, haya sido la herramienta más adecuada para, rememorando las cosas de fuera, crear y armonizar las de dentro. Y lo que de aquí llevó, forzoso es que aflorase con fuerza como inspiración de su patria chica.
Algún día muchos no estaremos ya en Malagón, pero sus obras pictóricas seguirán allí, adornando y enriqueciendo el paisaje que tanto ama. Y el libro de Ana Fernández Rivero, intitulado así, a secas: “Gloria Merino, pintora”, será la mejor escritura testifical, la mejor Acta de Fe y de Realidad, de una mujer que, sin haber nacido en la Mancha, supo describirla como nadie.
En 336 páginas de un gran formato casi lujurioso, compuesto por un bien estudiado texto, y maridado con varios cientos de fotografías de las obras de la pintora, la obra editada por el IEM resulta ya testimonial de dos mujeres para la historia. Como de la perfecta comunión entre dos localidades de nuestra provincia: Malagón y Tomelloso. Y que han logrado la deseada realidad de tener que acometer una segunda edición de tan exitoso libro. Deo gratias.
FUENTE: https://www.lanzadigital.com/cultura/gloria-merino-pintora-el-testimonial-libro-de-ana-fernandez/