UNOS Y OTROS SE EMOCIONARON CON LAS SENTIDAS PALABRAS DEL CRONISTA OFICIAL DE SIERO (ASTURIAS), JUANJO DOMÍNGUEZ, QUE SE SUBIÓ AL ESCENARIO PARA LEER UNA SEMBLANZA DE «GORÍN», A QUIEN LE UNIÓ UNA IMPERECEDERA AMISTAD
«Gorín» llenó anoche el Auditorio de Pola de Siero. El recinto poleso lució sus mejores galas para acoger un espectacular concierto de coros de óperas y zarzuelas dedicado a la memoria del añorado Gregorio Fonseca, presidente de Amigos de la Música, más conocido en la Pola como «Gorín», que falleció en otoño.
Bajo la dirección artística de Sigfrido Cecchini y la musical de Antonio Ribera, el escenario del auditorio acogió ayer a un ejército de músicos y cantantes de coro, presto a deleitar al nutrido público que colonizó las 665 butacas de la sala. La Orquesta del Conservatorio de Gijón, formada por medio centenar de músicos, se encargó de la parte instrumental, mientras que la interpretación coral correspondió a cerca de 90 intérpretes de tres formaciones unidas en la armonía: el coro de la Sociedad Siero Musical, la Coral Polifónica de Llanera y el Orfeón Condal de Noreña. La mejor representación de lo que aspira a ser la Comarca del Nora.
La confrontación del público y los intérpretes, instantes antes de dar comienzo el recital, impresionaba. Pero antes de que comenzase la música, unos y otros se emocionaron con las sentidas palabras del Cronista Oficial de Siero, Juanjo Domínguez, que se subió al escenario para leer una semblanza de «Gorín», a quien le unió una imperecedera amistad.
Las palabras de Domínguez merecieron la primera ovación de la noche. No fue la única. Instantes después, el público volvería a rendirse, en este caso ante la orquesta gijonesa y su vigorosa interpretación del preludio a «El tambor de granaderos» de Ruperto Chapí. Una pieza mayor que abrió un intenso recital, de hora y media, en la que el trío de coros y la orquestas recorrieron piezas de obras como «La Gran Vía», «La verbena de la paloma», «Nabucco», «La Traviata» o el intenso «Carmina Burana» de Carl Orff. Un programa a la altura de la memoria de «Gorín».
Fuente: http://www.lne.es/ – F. Torre