POR HERMINIO RAMOS PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Por tu tenacidad y tu constancia, por ese ejemplo admirable de generosidad y esa preocupación por las necesidades de la provincia, aunque no siempre se lograse lo demandado, pero ahí ha quedado el ejemplo.
Fuiste ese incansable seguidor y defensor del presidente y su despacho siempre estuvo abierto a tu llamada o llegada, desde esos inolvidables lugares de las calles de la Amargura, Libertad o Condes de Alba y Aliste, en las que se asentaron las sedes de la UCD y CDS en su última etapa. En ellas fraguaste con gran interés todas esas reivindicaciones que para la provincia eran necesarias o estaban pendientes y quede como típico ejemplo para la capital la Ciudad Deportiva.
Pero esta simple cita con ser muy importante y definitiva como se ha visto para la ciudad, no empaña en nada esa larga labor de esos años en los que jugaste y te entregaste sin desmayo y con verdadera unción a tu labor, primero en Madrid, en el Ayuntamiento y Diputación.
La noble despedida del presidente nos hace recordar constantemente el ejemplo de aquel difícil periodo de cambio, renovación y adaptación, constante, jugando con el futuro en un alarde de fe, de firmeza y constancia a pesar de los errores y de esas traiciones desde dentro que son las más difíciles y duras de llevar sin romper ni la dirección ni abandonar el camino iniciado.
En esa etapa, Luis, estuviste firme y constante en esos tres campos que viviste a plena carga como suele decirse, y hoy tras tres décadas de historia viva y vivida desde dentro sería muy interesante y aclararía muchas sombras y que sin prisa y sin pausa nos dejarás el testimonio de esos tus años entregados con tanto fervor a la causa más noble que se dio en la segunda mitad de ese triste y trágico siglo XX.