POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
En muchas ocasiones hace mas por un pueblo alguien ajeno al mismo que muchos de los naturales del mismo. Y ese es el caso de Juan Antonio García Solera, arquitecto. Ayer domingo, 11 de agosto nos dejaba, a los 95 años, uno de los más grandes arquitectos que ha tenido la provincia de Alicante y de cuya maestría podemos presumir en Elda. Sirvan estas líneas de homenaje personal al tiempo que de reconocimiento público.
Muchos han sido los arquitectos que han trabajado en Elda. Unos de aquí, otros de fuera. Algunos de ellos nos han legado sus proyectos convertidos en obras que los eldenses hemos sabido conservar como ejemplos de la arquitectura del siglo XX o han sucumbido al inexorable crecimiento de la ciudad.
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Sin demérito por la obra o trayectoria profesional de ninguno de ellos -vaya por delante el aviso a navegantes- y haciendo un breve y rápido repaso por la relación de arquitectos con vínculos con Elda, cuya obra les han permitido ingresar en el selecto panteón de ilustres de la historia de la arquitectura en la provincia de Alicante durante el siglo XX, vemos desfilar por nuestra ciudad a nombres de la talla de Ildefonso Bonells Rexac, Vicente Valls Gadea, José Cort Botí, Miguel López González y Juan Antonio García Solera.
Son estos dos últimos los que mayor impronta han dejado en Elda. El primero por sus edificios convertidos casi en símbolos identitarios eldenses (Casa consistorial, edificios de la FICIA, antiguo Mercado Central, etc.) y Juan Antonio García Solera por ser el autor del proyecto del barrio de San Francisco de Sales. Actuación urbanística modélica para la época, que llevó hasta su nivel más elevado el espíritu cooperativista obrero eldense, cuyo común denominador desde finales del siglo XIX (La Prosperidad) y a lo largo del siglo XX (El Progreso y La Fraternidad) siempre fue el dotar de vivienda digna a la clase obrera.
Construido entre 1958 y 1968, el barrio de San Francisco de Sales, promovido por la sociedad cooperativa del mismo nombre, fue concebido como una “ciudad satélite, en terminología de la época. Autonomía respecto a Elda, de la que por entonces se encontraba separada físicamente por varios centenares de metros, que le venía dada por tener todos los servicios imprescindibles para asegurar una mínima calidad de vida, caso de viviendas, amplias y soleadas calles, zonas comunes caso de plaza y zonas verdes, así como servicios comunitarios propios caso de un gran edificio para mercado, escuelas de primera enseñanza con viviendas para los maestros y templo parroquial.
Gracias señor García Solera por legar a Elda un magnífico barrio, un barrio modélico, concebido en su globalidad, pensado para asegurar la calidad de vida de los vecinos del mismo y que a fecha de hoy en día todavía se constituye como el único ejemplo de la modernidad arquitectónica europea: en Elda.
Fuente: https://www.valledeelda.com/