GRANDES MAESTROS DEL RETRATO ESPAÑOL FALLECIDOS EN EL MANICOMIO DE SANTA ISABEL (II): ÁNGEL LIZCANO MONEDERO
Oct 04 2013

OR JUAN ANTONIO ALONSO RESALT, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE LEGANÉS (MADRID)

Estatua de Ángel Lizcano en Alcazar de San Juan.
Estatua de Ángel Lizcano en Alcazar de San Juan.

Ángel Lizcano Monedero (Alcázar de San Juan, Ciudad Real, 24 de noviembre de 1846 -Leganés, Madrid, 31 de julio de 1929), fue un pintor e ilustrador español.

Marchó a Madrid desde Alcázar a los siete años, donde sus padres iban a regentar una librería en pleno centro de la capital.

Con catorce años empezó a estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y allí recibió clases del maestro pintor Francisco Mendoza, obteniendo las mejores calificaciones.

Realizó copias de grandes cuadros del Museo del Prado, en especial de Goya, Velázquez y Murillo, pero también de los pintores contemporáneos Eugenio Lucas y Leonardo Alenza y otros autores españoles.

Fue pensionado en 1869 por el marqués de Bedmar para terminar su formación en Italia; luego viajó mucho por toda España tomando apuntes del natural y participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes; en ese mismo año vendió un cuadro al rey Amadeo de Saboya.

Obtuvo en estas exposiciones cuatro medallas (1876, 1878, 1881, 1887) por sus cuadros Cervantes y sus modelos, Carlos II visitando el monasterio de Cardeña, La cogida del diestro y Exposición de dos polichinelas que representan la Monarquía y la República.

También participó en la Exposición Universal de París de 1878. Llevó una vida itinerante entre Madrid, Ávila, Toledo, El Escorial, Aranjuez y Alcázar de San Juan, terminando sus días en el Manicomio de Santa Isabel de Leganés a causa de una enfermedad mental en 1929 con 83 años.

Después de veinte años de participar en estos concursos, se consagró en su faceta como dibujante y grabador, que fue muy fecunda: hizo más de ochocientos dibujos para todo tipo de revistas, libros y carteles; en especial se especializó en ilustrar publicaciones taurinas como La Lidia y La Semana Ilustrada, pero también colaboró asiduamente en La Ilustración Española y Americana; entre los libros ilustró los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, de quien era un gran amigo (de los cincuenta grabados para el episodio Juan Martín el Empecinado, Lizcano hizo cuarenta y uno), y piezas teatrales cómicas de Vital Aza (en la colección Teatro moderno),Tomás Luceño (en esa misma colección), Ramos Carrión y Ricardo de la Vega (los volúmenes de Teatro escogido).

En la editorial barcelonesa Artes y Letras se ocupó de ilustrar el libro Luces y colores y los Sainetes de Ramón de la Cruz. El fotógrafo parisino Laurent fotografió su obra para las postales de la época.

Al frisar los cincuenta años, y a causa del repentino fallecimiento de su mujer, le aquejaron algunos trastornos mentales que le acompañaron hasta el final de su vida, aunque no dejó de pintar y dibujar y, para librarlo de la pobreza, lo nombraron profesor de dibujo y colorido del Círculo de Bellas Artes de Madrid; aunque el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan le concedió una pensión para socorrerlo en 1929, ese mismo año ingresó en el Manicomio de Santa Isabel de Leganés, donde murió poco después.

Según Enrique Lafuente Ferrari, Ángel Lizcano es uno de los más tremendos ejemplos de «artista maldito», producto típico del siglo XIX, pues, tras los primeros años de éxitos en Madrid, en los que parecía que el futuro le depararía una carrera oficial de cierta importancia, su estrella vital y profesional se obscureció y fue paulatinamente apagándose hasta no ser más que un ligero destello en el firmamento español de las artes de su tiempo.

Sus obras poseen un excelente dibujo y un acabado arenoso. Cultivó el retrato y los temas histórico-literarios (Cervantes y sus modelos, Entrevista de Carlos V y Francisco Pizarro antes de partir para la conquista del Perú, Carlos II visitando el monasterio de Cardeña, Doña Jimena pidiendo justicia, contra el Cid, matador de su padre, La comida de Sancho en la ínsula Barataria) y populares, es especial de tradición goyesca (La romería de San Isidro) y taurinos (La cogida del diestro, La cogida).

Realizó también obra religiosa, como el retablo de una capilla de la Iglesia de Nuestra Señora de la Desconsolación en el desaparecido convento de los agustinos de Madrid, a los que se hallaba muy unido, y recibió la atención de los críticos de la época, como Ramón Pulido, Juan de la Encina, Gil Fillol o Francisco Alcántara.

En 1967 el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan le rinde homenaje con una gran exposición de su obra. En el Museo Municipal de su localidad natal se presentó, en 1994, la muestra “El pintor Ángel Lizcano en la Familia Ramos-Cárdenas”, y en 1996, con motivo de celebrarse el 150 aniversario de su nacimiento, de nuevo el Ayuntamiento alcazareño organiza la exposición antológica Ángel Lizcano Monedero.

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