POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRACIA (ASTURIAS)
Amarrado a la alcayata del Bellas Artes, Toño Velasco dibujó 200 retratos a una línea, como hizo Picasso con “El centauro”; en cine lo llaman plano secuencia, del que es paradigma “La soga”, de Hitchcock, una toma sin respiro, salvo un sutil fundido a negro; Beethoven compuso “Cuarteto para cuerda nº14 en do sostenido menor”, siete movimientos para tocar sin pausa, aunque las cuerdas se desafinen; a “David” sonsacó Miguel Ángel de un bloque de mármol de seis metros de altura, sin pasar por el modelo en yeso; “Cristo versus Arizona”, de Cela, es un párrafo de 238 páginas, y “Corrección”, de Thomas Bernhard, casi 400 páginas con un sólo punto y aparte, que coincide con el punto final. En esta línea, “onelinerism” sin solución de continuidad, conste el salmo 121-4, dedicado a la grúa municipal de Oviedo: “Jamás duermen ni se adormecen los cabrones que cuidan de Israel”.
Fuente: http://www.lne.es/