POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Agradezco al padre Antonio Arévalo Sánchez, secretario de la provincia de la Inmaculada Concepción, de la Orden de Frailes Menores (OFM, Franciscanos), licenciado en Historia Moderna y director de la Revista Guadalupe -revista que se edita desde 1916- la publicación en su número 876 (octubre-diciembre) de mi artículo: “Guadalupe. Poema de fray Valentín Pérez Cantero (OFM)”, al que se dedican cuatro páginas.
Es la décimo sexta vez que publico en la Revista del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Espero poder seguir haciéndolo todo lo que pueda y siempre que cuente con materia para investigar y poder divulgar de aquella Real Casa de la Virgen Morena de las Villuercas.
Este último artículo está basado en la vida y obra literaria del franciscano Valentín (Máximo) Pérez Cantero (Granja de la Mijaradas, Hurones, Burgos 1908-Sevilla, 1956). Me he apoyado en la obra que le hizo su hermano de hábito, fray Agustín Barrio Fernández (San Clemente de Valdueza, León, 1929-Sevilla, 2014), bajo el título “Fray Valentín Pérez Cantero, el poeta de la angustia”. Dedicándole más atención al sexteto “Guadalupe”.
Se trata de uno de los poemas clasificados por Poemas largos. Es una composición de nueve estrofas, con el mismo sistema de concordancias: 1º y 2º versos entre sí; 4º y 5º de igual modo; 3º y 6º concuerdan en mutuo apoyo. Los versos poseen dieciséis sílabas. Es una epopeya que canta la fe de todo un pueblo en su Patrona; con los sacrificios que se impone, y supera, para felicitar a la Patrona de Extremadura, en los aniversarios de su Natividad (8 de septiembre). Es el canto de la respuesta que la Madre devuelve en favores a sus orantes para expresar la alegría de una peregrinación con final tan feliz.
Fray Valentín Pérez con doce años ingresó en el Seminario franciscano de la Aguilera, donde falleció el reformador franciscano San Pedro Regalado (c.1390-1456), patrón de la ciudad de Valladolid. El joven Máximo Pérez Cantero sintió desde niño una gran inclinación hacia la vida religiosa. La Aguilera fue centro recolector de los franciscanos para el Ecuador, marchándose nuestra protagonista con catorce años al país hispanoamericano. Tras una profunda formación teológica y filosófica, tomó el hábito franciscano el 8 de septiembre de 1924, en la provincia de San Francisco de Quito, tenía dieciséis años.
Con veinticinco años, el 30 de julio de 1933, fray Valentín recibió el Orden Sacerdotal . Ocho años después decidió regresar a España, en concreto a Sevilla, incardinándose en la Provincia Bética donde desarrolló su vida y obra en los conventos de Fuente del Maestre, Montijo, San Buenaventura y San Antonio. Los dos últimos de la capital hispalense. Fue distinguido en la Orden Franciscana con el título de Predicador Provincial, cargo que aumentó su ímpetu apostólico, con su palabra y ejemplo.
La obra poética del padre Pérez Cantero se sustancia en veintitrés sonetos; trece poemas largos, subdivididos en seis sextetos, tres quintetos y seis cuartetos; cinco epitalámicos y nueve romances. Firmados en Sevilla, Montijo, Morante, Zafra, Jerez de la Frontera, Badajoz, Madrid, Alcalá de Guadaira, Puente Genil, Mérida y Quito (Ecuador). Durante su estancia en Montijo produce once poemas. Fray Valentín Pérez Cantero vivió en el convento de San Antonio de Montijo, pasando temporadas en la finca Morante de San José. Aquí vivió y estableció afectos. Predicó y compuso once de sus poemas. Fue muy querido entre los trabajadores de Morante y en Montijo. Donde fraguó amistad y cercanía, entre otros, con el joven Rafael González Zoydo, hijo de don Rafael González Castell.