POR MANUEL GÁRCIA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Agradezco al padre Antonio Arévalo Sánchez, secretario de la provincia de la Inmaculada Concepción, de la Orden de Frailes Menores (OFM, Franciscanos), licenciado en Historia Moderna y director de la Revista Guadalupe -revista que se edita desde 1916- la publicación en su número 878 (marzo-abril) de mi artículo: “Guadalupe y la poesía religiosa de principios del siglo XX (II), al que se dedican seis páginas. Es la décimo octava vez que publico en la Revista del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe.
El santuario y monasterio de Guadalupe, con sus más de siete siglos de fe, devoción, historia y cultura, ha sido por méritos propios uno de los destinos preferidos de numerosos peregrinos, viajeros, visitantes e ilustres personajes de la historia de España desde el siglo XIV hasta la actualidad. La riqueza artística que encierran sus muros unidos a la devoción y el fervor popular por la imagen de la Virgen, ha cautivado en todos los tiempos, lo que sin duda ha contribuido a engrandecer este enclave monacal en todo el universo.
En esta Segunda Parte de la Poesía Religiosa aparecen los versos del seminarista cauriense, Juan Antonio Martín Iglesias. Del peleño (Navalvillar de Pela) Adalberto Delgado Aguilar, autor del texto ¡Augusta reina de Extremadura!, himno de la Patrona de Extremadura, que escribió versos a la Morena de las Villuercas. Otro de los poetas es Melitón Amores González, natural de Montánchez. Formado en el Seminario San Atón de Badajoz, donde fue condiscípulo de don Enrique Vázquez Camarasa, Canónigo Magistral de Astorga y Madrid. Amores fue Beneficiado-Maestro de Ceremonias de la S.I. Catedral de Astorga, Mayordomo del Palacio Episcopal y catedrático del Seminario. Amores fue escritor brillante y poeta muy estimado. Participó en la revista astorgana La Saeta.
Fue premiado por la Crónica de León. En los Juegos Florales de Mérida y en la Revista Rosas y Espinas de Valencia. Escribió una comedia moralizante titulada “Que viene el Regimiento”, estrenada en el Círculo Católico de Astorga. Suyas fueron las obras: Amor con amor se paga; Montánchez y la reina Isabel la Católica, Amor y Mis amores. También publicó el librito “Amor. Poemas novelescos”, que vio la luz en 1923, impreso por Nicesio Fidalgo en Astorga. Estructurado en seis capítulos: El Amor. El Príncipe Juglar. El Pajecillo y la Dama. La Torre Misteriosa. La Gruta del Miedo y Azucena la Zagala. Transcribo algunos versos de Melitón dedicados a la Virgen de Guadalupe: “Paloma del Altamira,/serranita de Villuercas,/ da inspiración a mi lira,/tú cuyo poder se admira/porque estás de Dios muy cerca… Tu santuario bendito,/joya del arte cristiano,/guarda en sus senos escrito/el grande amor infinito/que te tuvo el pueblo hispano… Y aunque extremeño no fuera,/ madre mía, te cantara,/y siempre te defendiera,/y en la defensa muriera/aunque mi fe me faltara…”.
El campanariense Antonio Reyes Huertas se asoma a la Revista Guadalupe con varios de sus poemas. En sus textos se advierte una consonancia total con la doctrina social de la Iglesia expuesta en la encíclica Rerum Novarum de León XIII. También lo hace la poeta Micaela Peñaranda Lima. (La Coruña, 1872-Barcelona, 1949). Aunque muy pronto se asentó con su familia en la villa de Campo de Criptana (Ciudad Real). Escribió y publicó novelas, poemas y piezas teatrales para niños. Fue premiada por el Ayuntamiento de Almería. Asidua colaboradora en el periódico el Pueblo Manchego. Publicó en el Defensor de Córdoba, Verdad de Murcia, Correo Católico de Cuenca y en la revista la Educación Hispanoamericana. Formó parte de la representación oficial del Campo de Criptana para el XXII Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Madrid a finales de junio de 1911.
Estos fueron los versos de Micaela Peñaranda: “Cantemos las grandezas/de aquella Virgen pura/que toda Extremadura/Patrona proclamó./ Publiquen nuestras lenguas/sus glorias y loores;/publiquen los favores/que a España prodigó… Los pobres, los pequeños;/aquel que sufre y llora,/acude a la Señora/e invoca su fervor;/ninguno que le implora/se vio desatendido;/jamás fue desoído/el que buscó su amor./Por eso España encuentra/los timbres de su historia/unidos a la gloria/de la que fue sin par./Por eso Extremadura/que en su querer se inflama,/Patrona le proclama/su nombre al invocar”.
En las Veladas literarias musicales participó, entre otros, el guadalupense Pablo Mata Serrano, fundador del semanario “Altamira” de Guadalupe, junto con el poeta Ángel Marina, su hermano Ernesto y el hermano de Pablo, Emilio Mata Serrano. Altamira se creó en 1912. Terminando esta II parte de la Poesía religiosa en Guadalupe de principios del siglo XX, con los versos del entonces seminarista de Coria, Facundo Gómez Laguna, con una Plegaria a la Virgen de Guadalupe: “Imposible cantarte, madre mía,/imposible narrar tanta grandeza/como encierra tu nombre sacrosanto,/Divina Emperatriz de las Villuercas. Pero aún queda más recopilatorio que ofrecer de quienes dieron versos y sentimientos a Nuestra Señora de Guadalupe.