POR JOSÉ RAIMUNDO NÚÑEZ-VARELA Y LENDOIRO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE BETANZOS (LA CORUÑA)
A finales del año 1808 y principios de 1809 tuvo lugar la retirada del Ejército Inglés, al mando del general Sir John Moore, hacia La Coruña para embarcarse con destino a su País, un acontecimiento sobre el que ya hemos tratado anteriormente, y del que hemos conseguido una crónica muy especial publicada en el Moniteur universal, fechada en Valladolid el 13 de enero de 1809, y en la que puede leerse:
«La parte del tesoro del enemigo que ha caído en las manos de nuestras tropas era de 1.800.000 francos. Los habitantes aseguran que los Ingleses han llevado de 8 a 10 millones.
El general inglés estimando que era imposible que la infantería y la artillería francesa le hubiesen seguido, y le hubiesen ganado cierto número de marchas, sobre todo en las montañas tan penosas como las de Galicia, entendió que no debía tener que perseguirles salvo con voltigeurs (granaderos tiradores) y la caballería. En consecuencia tomó la posición de Castro, su derecha apoyada a la derecha del Támoga, que pasa a Lugo, y que no es vadeable.
El duque de Dalmacia llega el 6 a presencia del enemigo. Emplea las jornadas del 7 y del 8 al reconocimiento, y a reunir su infantería y su artillería que todavía estaban atrás. Forma su plan de ataque. Sólo la izquierda del enemigo era atacable; el maniobra sobre esta izquierda. Sus disposiciones exigirían algunos movimientos en la jornada del 8, el duque de Dalmacia tenía la intención de atacar al día siguiente 9. Pero estando sospechoso, efectuó su retirada durante la noche, y a la mañana nuestra vanguardia entra en Lugo. El enemigo ha abandonado 300 enfermos ingleses en los hospitales de la ciudad, un arsenal de 18 piezas de cañón y 300 carros de municiones. Les hemos hecho 700 prisioneros. La ciudad y los alrededores de Lugo están obstruidos con cadáveres de caballos ingleses. Como también más de 2.500 caballos que los ingleses han aniquilado en su retirada.
Hace un tiempo horrible; la nieve y la lluvia caen continuadamente.
Los Ingleses alcanzan con gran esfuerzo La Coruña, donde tienen 400 buques de transporte para su embarque. Ellos han perdido sus equipos, municiones, asimismo una parte del material de su artillería, y más de 3.000 hombres hechos prisioneros.
El 10, nuestra vanguardia estaba en Betanzos, a poca distancia de La Coruña.
El duque de Elchingen esta con su cuerpo de ejército sobre Lugo.
En relación con los enfermos, los hombres extraviados, aquellos que han sido aniquilados por los paisanos, y lo que han sido hechos prisioneros por nuestras tropas, se puede calcular que los Ingleses han perdido la tercera parte de su Ejército. Han sido reducidos a 18.000 hombres, y no han sido todavía embarcados. Desde Sahagún, han hecho una retirada de 150 leguas con mal tiempo, y caminos horribles, en medio de las montañas, y siempre la espada en los riñones.
Tiene la pena de comprender el desatino de su plan de campaña. Es preciso atribuirlo no al general que manda, y que es hombre hábil y prudente, pero a este espíritu de odio y de rabia que anima el ministerio inglés. Arrastrar así en marcha 30 mil hombres para exponer a ser destruidos o a no tener otro recurso que la huida, es una concepción que no puede estar inspirada que por el espíritu de pasión o por la más extravagante presunción. El gobierno inglés, como el embustero del teatro, ha llegado a persuadirse así mismo; el se ha cogido en su propia trampa.
La ciudad de Lugo ha sido saqueada y destrozada por el enemigo. Se pueden imputar estos desastres al general inglés; es una consecuencia ordinaria e inevitable de las marchas forzadas y de las retiradas precipitadas. Los habitantes del reino de León y de Galicia tienen aversión a los Ingleses. Bajo este dictamen, los acontecimientos que se sucederán equivalen a una gran victoria.
La ciudad de Zamora, en la que los habitantes habían estado entusiasmados por la presencia de los Ingleses, ha cerrado sus puertas al general de caballería Maupetit. El general Darricau ha conducido y llevado cuatro batallones. El ha alcanzado la ciudad, la ha tomado, y ha hecho pasar por las armas a los más culpables.
De todas las provincias de España, Galicia es la que manifiesta el mejor espíritu; recibe a los Franceses como libertadores que la han librado a la vez de los extranjeros y de la anarquía. El obispo de Lugo y la clerecía de toda la provincia manifiestan las más juiciosas disposiciones.
La ciudad de Valladolid ha prestado juramento al rey José, y se ha dirigido a S.M.I. y R.
Seis hombres, jefes de motines y masacres contra los Franceses, han sido condenados a muerte. Cinco han sido ejecutados. La clerecía ha venido a pedir la gracia del sexto, que es padre de cuatro niños. S.M. ha conmutado su pena: ella ha dicho que quería testimoniar su satisfacción por la buena conducta que la clerecía secular de Valladolid ha tenido en muchas importantes ocasiones «. (Original del archivo del autor, traducción propia).
Un asunto que el interesado lector puede ampliar, entre otros estudios que hemos publicado sobre el particular, con nuestro trabajo Guerra de la Independencia, la retirada del Ejército Inglés… publicado en UNTIA -3 del año 1987, y también con mayor detalle en nuestra obra La Ocupación de Betanzos y su Tierra por los Franceses en 1809 (Ayuntamiento de Betanzos y GADIS 2013), en los que podrá comprobar la interesada información que aporta la crónica antecedente en favor de los intereses franceses hace doscientos quince años.